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Fórmula 1

Hamilton ganó con la suerte de los campeones que le faltó a Alonso

  • El británico Lewis Hamilton (McLaren-Mercedes) se adjudicó la victoria en el Gran Premio de Mónaco. Fernando Alonso (Renault), sólo pudo ser décimo al final de una carrera muy movida.

Hamilton, autor hoy de su sexta victoria -segunda de la temporada-, pasa a encabezar la clasificación del campeonato del mundo de pilotos. El británico pudo haber terminado su actuación en la sexta de las 78 vueltas a que estaba programada la carrera cuando tocó con las barreras de la curva del Estanco y pinchó la rueda trasera derecha, pero no rompió la suspensión y del segundo puesto retrocedió al quinto.

Como también cargó gasolina, tenía una gran flexibilidad de táctica y el mejor coche con diferencia. Y ya no volvió a cometer errores. Volvió a parar en la vuelta 53, cuando la pista ya estaba casi seca, y cambió las ruedas para ese tipo de pista, sin perder el liderato, al que ascendió en la vuelta 34 cuando el brasileño Felipe Massa (Ferrari) hizo su parada.

La ventaja de Hamilton sobre sus seguidores era enorme, pero el accidente sufrido en La Piscina por el alemán Nico Rosberg (Williams-Toyota) obligó a neutralizar la carrera tras el coche de seguridad, a 17 vueltas del final, aunque no tuvo problema alguno para lograr la victoria.

La misma suerte que acompañó a Hamilton suerte no estuvo hoy de parte de Fernando Alonso, aunque antes de darse la salida ya había ganado un puesto debido a que el finlandés Heikki Kovalainen (Mclaren-Mercedes) no arrancó en la vuelta de formación y tuvo que partir desde el último puesto.

En la primera vuelta, Rosberg tocó a Alonso por detrás en la curva del Hotel Fairmont, aunque éste no sufrió daños, mientras que el alemán tuvo que parar a cambiar el morro del coche.

Seis vueltas después, cuando más llovía, Alonso se dio contra los guardarraíles de la curva Massenet, la que precede a la entrada de la plaza del Casino, y, como Hamilton, pinchó la rueda trasera derecha.

La carrera se neutralizó por primera vez en esa vuelta, porque en el mismo lugar en el que se dio Alonso, el británico David Coulthard (RBR-Renault) y el francés Sebastien Bourdais (Toro Rosso-Ferrari) también golpearon las barreras y quedaban eliminados.

El asturiano sólo perdió en este incidente tres puestos, montó neumáticos de lluvia extrema y siguió pegado a los coches que le precedían gracias al coche de seguridad.

Pero en la vuelta 13, después de que el alemán Nick Heidfeld (BMW) le cerrara en un par de ocasiones en la bajada hacia Mirabeau, Alonso trató de hacer un adelantamiento imposible en la horquilla del Hotel Fairmont y, como era imposible, los dos coches se tocaron y el español tenía que detenerse por segunda vez, esta vez para cambiar el morro del coche.

Ahí prácticamente terminaron las esperanzas de Alonso de lograr un buen resultado, porque, además, aunque las predicciones indicaban que iba a seguir lloviendo, ocurrió lo contrario, y con neumáticos de lluvia extrema y la pista secándose, la complicación fue máxima.

Como ya lo tenía casi todo perdido, en la vuelta 45 Alonso paró por tercera y última vez. Fue el primero en montar neumáticos de seco. Tras un par de sustos en las primeras vueltas, el español comenzó a rodar muy rápido, aunque ya había poco o nada que hacer. Y se tuvo que conformar con el décimo puesto.

El polaco Robert Kubica (BMW), segundo, llegó a liderar la carrera durante diez vueltas, pero no pudo hacer nada frente a la superioridad de Hamilton y su Mclaren-Mercedes.

La jornada no fue nada brillante para la escudería Ferrari. El brasileño Felipe Massa, que partió desde el primer puesto de la formación de salida, lideró la prueba con cierta tranquilidad hasta la vuelta decimoquinta, en la que hizo una visita a la escapatoria de Santa Devota para ceder el mando a Kubica.

Su táctica a una sola parada fue buena, pero la lluvia, o la ausencia de la misma, desbarató sus planes. Las previsiones de Ferrari, como las Renault, auguraban que iba a seguir lloviendo, así que cuando paró a repostar a mitad de carrera, a Massa le volvieron a montar neumáticos de lluvia.

Con la pista cada vez más seca y sin rastro de lluvia, al brasileño no le quedó mas remedio que detenerse por segunda vez para montar las ruedas de seco, y lo más que pudo conseguir fue el tercer puesto.

Pero peor le fue a su compañero de equipo y campeón del mundo, el finlandés Kimi Raikkonen, que fue sancionado con un paso por la calle de garajes porque los mecánicos no habían terminado de montar las ruedas tres minutos antes de darse la salida.

Luego, el escandinavo también se dio un golpe contra las protecciones de Santa Devota y tuvo que parar a cambiar el morro del coche, pero lo peor para él, y sobre todo para el alemán Adrian Sutil (Force India), llegó a nueve vueltas del final, cuando era quinto.

A la salida del túnel, Raikkonen perdió el control del coche y se llevó por delante a Sutil. autor de una carrera impecable, pero que tras abandonar se refugió en su garaje para llorar amargamente, mientras Raikkonen pudo seguir en carrera, previo un nuevo paso por garajes para montar otro morro al coche. Perdió la posibilidad de entrar en los puntos y el liderato del mundial en favor de Hamilton.

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