La maestría de Iniesta, fundamental en la dirección, y el carácter letal de Leo Messi, autor de dos tantos, llevaron al Barcelona a los cuartos de final de la Liga de Campeones tras superar al Arsenal (3-1), en un partido que lo tuvo todo.

El Barça marcó al borde del descanso y se encontró con un autogol de Sergio Busquets en el minuto 53. Una absurda expulsión de Van Persie, en el minuto 56, y dos tantos más (Xavi y Messi, de penalti) presidieron un partido trepidante.

Planteó Wenger un partido a la contra con una distancia abismal entre la pareja de centrales del Arsenal y su portero. Una invitación del técnico alsaciano a Guardiola y un monumental atasco en el centro del campo, donde hasta diez futbolistas, en una mezcla de talento y fuerza, pugnaban en una lucha de estilos. El balón fue del Barça desde el primer minuto, nada extraño. El Arsenal buscó siempre la contra, nada nuevo, con Cesc como enganche y Van Persie como referencia.

El primer remate a puerta fue una falta lanzada por Alves y que provocó la lesión de Szczesny. El meta tuvo que retirarse en el minuto 19, seguramente con un dedo fracturado. Entró Almunia, como en la final de París de 2006.

Adelantó sus líneas el Barça. Empezó a recuperar el balón cada vez más cerca del área de inglesa. Messi no acertó (m.32) ni Villa (m.33), al que le faltó oxígeno en los últimos metros ante Almunia, en dos buenas jugadas de ataque. Cada vez parecía más cerca el gol del Barça ante un equipo sin recursos y que desde el minuto 25 jugó al pelotazo en largo.

Adriano, en una buena prolongación por la izquierda de Villa, remató al palo (m.36), y en el cuarto de hora final el Barça se desmelenó. En el tiempo añadido del primer tiempo, Messi no tuvo piedad.

Y de la manera más kafkiana, sin rematar a puerta, el Arsenal se encontró con el empate en el minuto 53. Busquets marcó en propia puerta a la salida de un córner. El trabajo de 45 minutos se le vino abajo al Barça de la manera más inesperada.

Las emociones prometían no acabar aquí. Un minuto después, Villa volvió a perdonar y en el 56, Van Persie, que tenía una tarjeta amarilla, fue expulsado por rematar después de que Bussaca hubiera detenido el juego.

Y volvió a aparecer Iniesta. Otro pase entre líneas, como en el primer gol, el destinatario esta vez fue Xavi, que no falló e igualó la eliminatoria en el minuto 68.

Tres minutos después, el Camp Nou respiró más tranquilo. Otro pase interior, de Xavi para Pedro, finalizó en penalti de Koscielny, que no vio tarjeta amarilla. Messi, en el minuto 71, puso el 3-1.

En el último suspiro, Mascherano, uno de los mejores del Barça, salvó la eliminación al adelantarse a Bendtner a dos minutos del final.

barcelona: Víctor Valdés, Daniel Alves, Busquets, Abidal, Adriano (Maxwell, 90'), Mascherano (Keita, 88'), Xavi, Iniesta, Pedro, Messi y Villa (Afellay, 82'). ARSENAL: Szczesny (Almunia, 19'), Sagna, Djorou, Koscielny, Clichy, Rosicky (Arshavin, 74'), Diaby, Cesc (Bendtner, 78'), Wilshere, Nasri y Van Persie. Árbitro: Massimo Busacca (suizo). Mostró tarjetas amarillas a Koscielny, Sagna y Whilsere. Expulsó a Van Persie (56') por doble tarjeta. Goles: 1-0 (45') Messi. 1-1 (53') Busquets, en propia puerta. 2-1 (69') Xavi. 3-1 (71') Messi, de penalti. Incidencias: Jugado en el Camp Nou.

Shakhtar Donetsk: Pyatov, Srna, Chigrinski, Rakitskiy, Rat, Mkhitaryanm (Alex Teixeira, 67'), Hubschman, Douglas Costa (Eduardo, 60'), Jadson, Willian y Luiz Adriano (Marcelo Moreno, 75'). roma: Doni, Burdisso, Juan, Mexes, Riise, Taddei (Rosi, 46'), De Rossi, Pizarro, Perrotta (Caprari, 86'), Vucinic (Brighi, 66') y Borriello. Árbitro: Howard Webb (inglés). Expulsó por doble amarilla a Mexes (41'). Amonestó a Mkhitaryanm, Srna del Shakhtar, Pizarro y Perrotta. Goles: 1-0 (18') Hubschman. 2-0 (58') Willian. 3-0 (87') Eduardo. Comentario: El Shakhtar Donetsk alcanzó los cuartos de final de la Champions por primera vez en su historia tras solventar con un cómodo 3-0 (sigue invicto en su estadio) la vuelta ante una Roma que había perdido muchas de sus opciones en la ida (2-3). El tempranero gol de Hubschman y la expulsión de Mexes allanaron el camino.