Los tiempos cambiaron, y de qué manera. España dejó atrás su viejo fatalismo y hoy juega ante Francia, uno de sus enemigos históricos, para un partido amistoso en París cuya previa marca una tendencia: los forasteros son los favoritos.

Atrás quedó aquella época en la que Francia mostraba su martillo para poner a España contra la pared. Así sucedió en la final de la Eurocopa de 1984, con Francia proclamada como campeona ante la Roja, y se repitió en la Eurocopa de 2000, cuando España se marchó tras un penal errado por Raúl ante los bleus. Y en el Mundial 2006, cuando los españoles cayeron ante los franceses en los octavos de final (3-1). Pero en los últimos tiempos, ambas selecciones desarrollaron papeles completamente divergentes hasta llegar al momento actual: España es campeona de Europa y candidata a ganar el Mundial, mientras Francia atraviesa una ruidosa crisis de desconfianza tras sufrir una agonía en su clasificación para Suráfrica.

Por todo ello, España es favorita para la cita de hoy, por mucho que juegue en el Stade de France y ante una selección con aroma.

Vicente del Bosque, el seleccionador español, convocó para la cita a 23 jugadores, aunque seis de ellos ni siquiera podrán vestirse para jugar. El técnico quiso aprovechar la estancia para realizar una especie de ensayo de la concentración del Mundial. Aunque también hubo distracciones y los seleccionados rodaron cuatro anuncios publicitarios para mayor satisfacción de la Federación, que se frota las manos contando sus nuevos ingresos. Y uno más se rodó ayer mismo, en los jardines del lujoso hotel donde se concentra el equipo.

Del Bosque está peleando para que sus futbolistas jueguen con la máxima intensidad posible, pues el técnico conoce bien el valor del prestigio y los golpes de efecto que suponen las victorias previas a un Mundial.

La incógnita es saber qué equipo alineará Del Bosque, por diferentes circunstancias. Así, Fernando Torres acaba de salir de una lesión importante y se aconseja prudencia, mientras Marcos Senna necesita afecto después de los malos momentos que está pasando con el Villarreal.

Cabe pensar que Del Bosque, que escondió sus cartas en el entrenamiento, podría apostar por Villa como jugador más adelantado, dejando la medular para Xabi Alonso, Senna, Iniesta, Xavi y Silva. Por su parte, Francia no tiene mucho que esconder. Si acaso, mantendrá la incógnita de su gran estrella, Franck Ribery, con una tendinitis que no acaba de curar. Sí se dan por seguras las inclusiones de Henry -tan discutido en el Barcelona- y de Anelka en la punta.

No cabe esperar que Francia se tome el partido como un amistoso, dada la corriente de opinión que vive la hinchada en contra de Raymond Domenech, su seleccionador. El criticado técnico necesita un golpe de efecto que alivie la tensión con la que convive, y más cuando cada día tiene que escuchar los nombres de aspirantes al cargo que ahora ocupa. Su etapa de despedida como seleccionador está siendo traumática.

París vive hoy el fútbol sin el furor de antaño y todavía quedan entradas a la venta, aunque la prensa francesa asegura que el Saint-Denis se llenará con más de 70.000 aficionados para ver un duelo que se presenta más desigual que nunca, aunque esta vez con claro color español.