LIX TROFEO RAMÓN DE CARRANZA - balance

Descafeinado y sin azúcar

  • El torneo llega por primera vez al último duelo con el campeón ya definido.

Si la 59ª edición del Trofeo Carranza se presentaba devaluada merced a un cartel poco atractivo para el aficionado y a un formato 3x1 más propio de pachangas que de un torneo con décadas de gloriosa historia, el calendario predeterminado de mini partidos de 45 minutos entre los tres contendientes (Cádiz, Sevilla y Mogreb Atlético Tetuán) deparó un último enfrentamiento sin nada en juego entre dos equipos que ya no tenían ninguna posibilidad de quedar campeones. El Trofeo, además de estrenar el engendro del 3x1, pasará a la historia por una novedosa situación. Y es que es la primera vez en la dilatada trayectoria del otrora Trofeo de los trofeos que el último partido, el que se supone que debe poner la guinda al torneo, careció de interés porque no había nada en juego más que el segundo puesto mientras el campeón veía el duelo desde la grada. Si hubo alguien que no se aburrió en duelo de clausura es que es un masoquista del fútbol. Los bostezos aparecieron pasada la medianoche.

El Cádiz, organizador del Trofeo, había definido el orden de juego de los tres partidos desde días atrás sin tener en cuenta el camino que podía tomar el torneo. Y la consecuencia es que sobraron los últimos 45 minutos, que fueron de relleno a tenor de los visto sobre el nuevo césped del estadio.

Para asegurar emoción y aliciente en el último encuentro, lo lógico hubiera sido que el perdedor del encuentro inaugural (en este caso el Mogreb Atlético Tetuán) hubiera jugado el segundo partido contra el debutante Cádiz. De esa manera, en el tercer y definitivo partido, el título hubiera seguido en juego y el interés hubiera estado justificado para conocer el campeón en el choque definitivo.

Otro asunto son las tandas de penaltis. ¿Por qué no se lanzaron penas máximas tras el primer choque, que el Sevilla ganó por 1-0 al cuadro africano, en previsión de un empate al final del torneo que entonces todavía era posible? Y es que si el Cádiz le hubiera ganado al conjunto de Unai Emery por idéntico resultado ¿qué hubiera ocurrido tras el triunfo por la mínima de los marroquíes sobre los gaditanos? Se hubiera dado un triple empate a todo (resultados y goles), pero no se habían tirado penaltis tras el primer partido. Sólo se lanzaron tras el empate a uno entre Cádiz y Sevilla y como la escuadra hispalense estuvo más acertada, ahí se acabó el Trofeo con 45 minutos por delante.

El Trofeo ha pasado con más pena que gloria -un año más- y con lagunas organizativas que fueron en detrimento del espectáculo. El Trofeo está tocado y tiene que reinventarse si quiere seguir cumpliendo ediciones.

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