FÚTBOL l Previa de la Liga de Campeones

Derrota sin trascendencia

  • El Barça cae por primera vez desde la pretemporada pero le vale el 4-0 de la ida

El Barcelona se clasificó hoy para la fase final de la Liga de Campeones, pese a sufrir en Cracovia la primera derrota de la pretemporada ante un Wisla que ya había agotado todas sus opciones de pasar la eliminatoria en el Camp Nou, donde cayó goleado (4-0).

Los propios polacos habían reconocido durante los días previos al encuentro que la gesta, el milagro no iba ser posible, y el equipo azulgrana, consciente de ello, saltó al campo del Wisla justamente con la actitud que Josep Guardiola había advertido en la víspera que no quería ver en sus hombres.

Un Barça indolente, lento, perezoso y especulativo jugó a verlas venir desde el primer minuto, a contemporizar con su fútbol de toque, mientras renunciaba a cualquier sobreesfuerzo para llevarse el choque. Cuando intentó reaccionar, fue demasiado tarde.

Y eso que Guardiola sacó prácticamente su equipo de gala -salvo Messi-, pues no quería ni el más mínimo sobresalto en "el partido más importante de la temporada", como lo había definido.

Sobresaltos tuvo pocos, porque el Wisla, que jugó con el mismo once del Camp Nou, a excepción del lesionado Sobolewski y el sancionado Cantoro, sigue siendo un equipo menor, muy menor. Los hombres de Maciej Skorza, eso sí, se empeñaron en borrar la mala imagen que exhibieron en la ida y consiguieron regalar a su público una merecida victoria, la primera que un equipo polaco lograba ante el todopoderoso Barça.

El Wisla puso todo el empeño, la intensidad y la presión que renunció a poner su rival en la primera mitad, y suyas fueron las mejores ocasiones antes del descanso: un disparo de Junior Díaz desde fuera del área que apenas inquieto a Valdés, una vaselina desviada de Lobodzinski y un cabezazo con mucha intención de Pawel Brozek que obligó a emplearse a fondo al meta visitante.

El guión del partido varió en los primeros minutos de la reanudación, cuando un Wisla volcado encontró en su determinación, por fin, la recompensa del gol.

El tanto de los locales pareció despertar un poco al Barça, especialmente a Eto'o, que apenas había dado señales de vida en la primera hora y que protagonizó un par de buenas acciones que pusieron en apuros a Pawelek.

Los de Guardiola, que desde el banquillo negaba con la cabeza cada vez que los jugadores polacos encontraban una autopista para acercarse al área azulgrana, apretaron. Piqué tuvo el empate en sendos cabezazos y Bojan, prácticamente en el descuento, la ocasión más clara al enviar a las nubes un balón que el mismo había robado a Singlar dentro del área. El pescado estaba vendido.

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