El Análisis

Cumbre con Casas en la diana

  • Cádiz B. La cúpula deportiva se reúne en El Rosal con el entrenador del filial para analizar la situación del equipo. Tras detener el 'hachazo' previsto por Peguero, hubo consenso para mantener al técnico

EL de ayer fue un día intenso para el Cádiz B en las instalaciones de El Rosal. La cúpula deportiva del club (Escarti, Peguero, Barla, Quique González y Varela) estaba citada a primera hora para analizar la situación que vive el filial amarillo, en crisis de resultados y con problemas estructurales generados, en buena parte, por una incorrecta planificación en verano. El ir y venir del primer equipo con el caso Kiko Femenía, en la época estival, dejó en un segundo plano otros deberes. Al final, un parche caro es doblemente costoso.

La reunión comenzó sin Jesús Casas, que se unió a la misma una vez que terminó el entrenamiento del equipo. La entrada de Casas a la cita provocó que los reproches y amenazas veladas, unas más dolorosas que otras, se reflejaran en el rostro de Julio Peguero. El director deportivo no sabe morderse la lengua y exterioriza con crudeza en cualquier lugar -es así desde la primera jornada de Liga- lo que siente hacia el Jesús Casas entrenador. Sin su consentimiento, fue nombrado entrenador del Cádiz B y eso le sigue molestando a Peguero, que tenía otro plan -otro nombre- para ese puesto.

La historia queda y para bien o para mal forma parte del presente, aunque algunos de los que ayer se sentaron alrededor de la mesa la hayan vivido desde lejos. Detrás de los malos resultados del Cádiz B hay un entrenador que tiene una trayectoria y una profesionalidad reconocidas. Y por encima, el amor a unos colores.

La reunión permite sacar dos conclusiones: a Jesús Casas, por el momento, no lo van a destituir, y se va a elaborar una lista de posibles bajas entre los jugadores.

mala planificación

No tener claro qué se persigue cuando hay que formar una plantilla es el problema de fondo. Entre las limitaciones económicas sobre los sueldos de los jugadores -no para todos los casos-, los temores a la hora de rejuvenecer más al filial apostando por mayor materia prima del Balón que ascendió a Preferente siendo campeón, y las interminables dudas sobre las plazas de sub'23 y los que se iban a quedar con el primer equipo y los que no, el Cádiz B no jugó un partido en pretemporada con la base actual.

Por posiciones, concretamente la defensa, resulta alarmante y dice muy poco de los responsables de fichajes que permitieran la marcha de Germán, cuando voces internas y expertas del club veían en él a un futbolista con posibilidades de estar cerca del primer equipo. Se va el isleño y a Casas le obligan a contar con Luismi, a quien Javi Gracia sólo quiere en los entrenamientos. Luismi, una perla del Almería B que desde esta ciudad nunca vieron como tal, llega con el cartel de jugador para el primer equipo cadista. Las primeras semanas de pretemporada fueron suficientes para que Gracia diera su veredicto.

No hay margen ni voluntad por solucionar el error -un gol por la escuadra, que se suele decir-, por lo que se decide pasar la patata caliente al filial. Luismi no ha demostrado las mínimas condiciones para jugar en Segunda B, pero tampoco para hacerlo en Tercera. El problema se agudiza porque gana 3.600 euros mensuales en un plantel donde hay muchos jugadores que perciben hasta seis veces menos que él. A Luismi lo firma Peguero, que también trae a Sandro, que hasta el momento no ha aportado nada y que cobra 1.800 euros al mes, también muy por encima del resto.

Jesús Casas se está equivocando. No todo puede ser culpar al equipo. Pero alguien, antes de empezar la Liga, cometió más de un error que ahora también hay que poner sobre la mesa. Con los cerca de 6.000 euros mensuales que se reparten estos dos jugadores, se traen a tres o cuatro mejores. ¿Cuánto pedía Nolito hace dos años? Bastante menos.

margen de confianza

La voluntad de Peguero se inclinaba ayer por cortar por lo sano, apelando a la ruptura de la cuerda por la parte más débil. Al menos en el club hay otros dirigentes con peso en la parcela deportiva para frenarle con argumentos. Un dato: en las dos últimas décadas sólo se han destituido a tres entrenadores al frente del Cádiz B.

Las Marismas, en Los Palacios, puede ser la última oportunidad para que Casas salve su cabeza y algunos jugadores la suya. Peguero avisa: no se fichará a nadie. Es de esperar que lo mantenga aunque al final caiga el actual entrenador, por aquello de que las palabras se las lleva el viento que sopla en Las Marismas.

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