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Fútbol l Primera Andaluza

Confianza y seguridad, armas del Balón en El Rosal

  • Reales y José Mari, goleadores frente a un Chiclana Industrial con dos caras

El Balón de Cádiz hace los deberes por segunda semana consecutiva después de vencer ayer al Chiclana Industrial. La victoria supone todo un espaldarazo a los amarillos, que se alejan de la zona de descenso y dejan en el pasado la mala racha que les ha perseguido en casa en la primera vuelta. El Chiclana Industrial tuvo sus opciones a balón parado, pero mostró dos caras muy diferentes que a la postre le castigaron con una clara derrota.

El factor psicológico tuvo mucho que decir en el duelo y fue así porque se exhibió con más fortaleza en el bando local. Juan Antonio Benítez sacó a relucir esa dosis especial que le hace ser un entrenador diferente para conectar con su plantilla, transmitiéndole fuerza y seguridad bien entendida y lejos del juego brusco que muchas veces suele empañar ambos conceptos.

El choque arrancó con un primer periodo bastante equilibrado en el que las ocasiones de gol brillaron por su ausencia. El juego se desarrolló principalmente en el centro del campo, donde los organizadores se debatieron en una intensa lucha con los destructores de ambos equipos. Con esa tónica, apenas había lugar para encontrar una fisura en alguna de las defensas a través de la cual inaugurar el marcador.

Pero el inicio del segundo tiempo abrió las puertas a novedades notables. Por un lado, el tempranero gol de Reales, valioso por abrir la cuenta y por el reencuentro del delantero balonista con la portería después de varios meses enfermo. Por otro, los cambios de Francisco Arias Sanchís al retirar del once a Blandino y Sergio, dos de los jugadores que estaban llevando más peligro por parte de la escuadra rojinegra.

El camino para el equipo de Benítez comenzaba a despejarse y por si quedaban dudas, José Mari y Crespo -de los mejores por parte del conjunto de casa- se encargaban de poner esa diferencia que en el campo parecía, por momentos, enorme. Fue precisamente el chiclanero Crespo el que provocó el penalti que permitió a José Mari poder sentenciar el choque.

A falta de 25 minutos para la conclusión, el Balón controlaba el juego con bastante seguridad y la confianza por sentirse un equipo diferente y renovado jugando ante sus seguidores. No era necesario realizar un desgaste enorme lejos de la portería de Carrasco, cuando la apuesta por el trabajo bien hecho apuntaba a tocar el balón abriendo el campo a la espera de aprovechar los espacios que dejaba el Industrial, que vio volar sus opciones en botas de Blandino y en esporádicas acciones de estrategia.

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