Baloncesto

Choques en verde y amarillo

  • Celtics y Lakers reeditan estos días la final más apasionante que pueda soñarse en la NBA, vivida hasta la fecha en 11 ocasiones por las dos franquicias más laureadas y legendarias de la mejor Liga del mundo

Boston Celtics contra Los Ángeles Lakers. Dos legendarias camisetas, una verde y otra amarilla. Una vieja tradición, el partido de toda la vida, la rivalidad más famosa del baloncesto, el gran clásico de la NBA. Si exceptuamos los Chicago Bulls en la década de los 90, éstos dos clubes han monopolizado la mejor Liga de baloncesto del mundo desde sus inicios: 32 títulos acumulan ambas franquicias (17 los Celtics por 15 los Lakers), y hasta 11 veces se han enfrentado en la serie final (la penúltima hace 23 años), con un balance favorable a los del trébol por 9-2. Parece que fue ayer, aquellos duelos épicos entre Larry Bird y Magic Johnson. Entonces los aficionados de aquí jugábamos de madrugada esos partidos y descubríamos el baloncesto americano como espectáculo de la mano de Ramón Trecet (ding dong).

El mito de la rivalidad Boston-Los Ángeles nació hace más de medio siglo (campaña 1958-59), cuando los Lakers aún no habían descubierto la costa Oeste y tenían su sede en Minneápolis (de ahí les viene su apodo, por los lagos de esta región). Unos poderosos Celtics, entrenados por Red Auerbach y liderados por Bill Rusell (para muchos, el mejor center de la historia), ganaron ocho títulos seguidos entre 1959 y 1966 (cuatro de ellos, años 62, 63, 65 y 66, ante los Lakers). Sólo Philadelphia en 1967 consiguió interrumpir el exitoso ciclo. Luego los Celtics lograban encadenar otros dos anillos, 1968 y 1969, ante Los Ángeles del legendario Wilt Chamberlain, único jugador que ha sido capaz de anotar 100 puntos en un sólo partido, y Jerry West, cuya silueta forma el logotipo de la NBA. Hubo que esperar 15 años para que la rivalidad verde-amarillo escribiera el siguiente capítulo. Fue en la década de los 80, David Stern llegó a la NBA y se propuso rescatar a una competición cuyas audiencias televisivas caían en picado. Durante una intensa y emocionante serie (4-3 y dos partidos con prórroga), en 1984 los Celtics batieron a los Lakers por octava vez con Larry Bird como MVP (jugador más valioso) de la final. El seguimiento del espectáculo alcanzó la mayor cifra conocida hasta entonces, y Bird y Magic reeditaban su vieja rivalidad de la Universidad: Indiana y Michigan, respectivamente (año 1979, con triunfo para la segunda). Nacía el denominado Showtime, después de un comentario del mítico Doctor J, Julius Erving: "Larry y Magic han traído una nueva era al baloncesto, la era del passing big man (hombre gran pasador)".

El nivel de frustración de los Lakers respecto a los Celtics iba creciendo, pero llegó la serie de 1985 y Los Ángeles lograron ganar por primera vez a Boston en una final. Lew Alcindor, más conocido por Kareem Abdul-Jabbar después de su conversión al islamismo, resultó decisivo y con 38 primaveras, haciendo frente a las críticas que pedían su retirada, fue elegido MVP. Dos años más tarde, tras liderar sus respectivas conferencias, los eternos rivales se encontraban en otro play-off final. Y otra vez se imponían los californianos. Magic hizo frente a Bird, Parish, McHale y Cía e inventaba el sky hook junior, mini-gancho en homenaje al tiro letal de su compañero Jabbar.

Hace un par de temporadas, y después de 21 años, los Celtics sumaron su noveno título ante los Lakers, en el sexto partido de la final. Kobe Bryant y Pau Gasol poco pudieron hacer ante The Big Three, el trío de estrellas gigantes: Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce.

Los dos históricos rivales se encontrarán por estas fechas disputando su duodécima final. Y los de aquella generación, que ya peinamos canas y vibramos con los duelos de la década de los 80, estamos ahora reviviendo sensaciones que teníamos olvidadas. La presencia de Gasol supone, además, un aliciente para la afición española. Y como escenario de todo ello, el mítico parqué del antiguo Boston Garden (ahora denominado TD Banknorth), que fue el hogar de los Celtics desde 1946 a 1995, un añejo suelo que se conserva como una reliquia. Formado por paneles de madera que recuerdan al vestíbulo de casa, constituye un piso especial, característico y único en el baloncesto mundial, que soporta todo el peso de la historia de la NBA. A sus 64 años muestra ya achaques (en algunas zonas no bota bien el balón), pero mantiene todo el encanto y la sabiduría de un venerable anciano. Y es que es un señor mayor que ha vivido muchos momentos de leyenda.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios