Definitivamente, la temporada 2020-21 quedará grabada en la historia del Cádiz FSF cono una de las peores de su historia. Más allá de la pandemia del coronavirus, que lo ha condicionado todo, en lo estrictamente deportivo las cosas han ido de mal en peor, hasta tal punto que el equipo encara la recta final de la Liga asomándose al precipicio del descenso.

Las gaditanas tampoco pudieron enmendar la plana ante el Villa de Fines. Otro varapalo, uno más. Y no es cuestión de ganas, que sobran, sino de acierto ante el marco rival, al fin y al cabo lo determinante en el fútbol sala.

El titular de la Tacita de Plata dominó de cabo a rabo en una primera mitad en la que creó numerosas oportunidades para marcar. Pero no había forma. Un fallo detrás de otro en el remate y para colmo las visitantes se adelantan en una de sus contadas llegadas.

Aunque las pupilas de Kiko Oliva reaccionaron de inmediato para empatar, al descanso no pudieron inclinar la balanza de su lado (1-1).

En la segunda parte, más de lo mismo. Control, abrumador dominio, llegadas, pero errores en la definición. La cancerbera Yolanda Camacho completó el partido de su vida, para enmarcar. Y para más mala suerte, las gaditanas se encontraron hasta cinco veces con la madera.

La impotencia aumentó según transcurrían los minutos, y se convirtió en frustración cuando el Villa de Fines volvió a tomar ventaja en el marcador y, ya en la recta final, sentenció.

Tras esta derrota, el Cádiz FSF deja de depender de sí mismo. Ahora necesita vencer en las dos jornadas que restan y aguardar otros resultados para no perder la categoría. Pinta mal.