Submarino amarillo

Bueno, poquito y barato

  • Al Cádiz le quitan los cromos de las manos en el recreo de invierno, aunque aún puede cambiar a Matías por Matías; al argentino Pavoni por el chileno Vidangossy, que sigue sin ficha y a tiro

El lince ibérico se está perdiendo y es una pena. El Cádiz no atina en la caza de invierno. ¿Será por culpita de Baldasano o del susodicho? ¿Será verdad que el Submarino está tieso? ¿Deben hasta de callarse? Será por lo caro que se ha puesto el mercado: el pan, la leche y los mediapuntitas. Póngame media de puntillitas bien despachá. En los despachos de Carranza vuelan los cromos de la temporada, vaya temporada, y acaso se eche en falta un poco más de agallas, al precio que se han puesto las agallas, y cuarto y mitad de parné en líquido. Vuelta a las andadas. Se fueron Lobos, Pavoni ... y Sesma, y de momento no viene ni el Tato. Y, para colmo, el Niño tocó en Castellón. Porca miseria. Menos coba, Cristoba. "Ahora podemos fichar y endeudarnos sin que haya riesgo para el club", dijo Muñoz no hace mucho, antes de que el IPC se pusiera por las nubes. Ejem. Y de la cantera, ni hablar, divino tesoro despreciado.

Ahora resulta que los fichajes de Viqueira, Congo, Saúl y Estoyanoff se han complicado sobremanera, qué casualidad, y que se echa el tiempo encima. Siempre nos quedará Pepe Mejías, que está como un pincel listo para repartir el juego. Mientras el personal se debate entre el escepticismo y el humor oscilante, y hay quien no respeta lo que hay pese a que lo que hay llevó al Submarino más alto de lo esperado, las niñas se quedaron sin fotos para las carpetas, los niños se pasaron todos al ganador y las noticias hablan de marrones financieros, polémica venta de Lobos, que si no han pagado aún a Medina, que si quedan flecos de Acuña, gran crack mundial ... En fin, lo que te rondaré morena. Y El Niño en Castellón. Por cierto, de Castellón vino un día el gerente más brillante que ha tenido el Cádiz antes de que se creasen los secretarios técnicos, directores generales y demás ejecutivos agresivos. Camilo Liz, lince ibérico, santo y seña del Cádiz, para quien los mejores peloteros de la historia del Cádiz han sido Mágico, Carvallo, Manolín Bueno y Mané. Ahí es nada. Jugadores de tamaña calidad no se encuentran en las rebajas, ni a golpe de capricho andaluz. Habría que echar la vista atrás, una vez más, y recordar los mejores fichajes del Submarino, desde el Mágico del 82 al Zalazar del 87 o la cosecha del 73, quizá la más recordada de la historia. Gutiérrez Trueba se dejó caer con Eloy, Carvallo e Ibáñez, la media de oro de todos los tiempos, y tuvo arrestos para traspasar a Migueli, nada más y nada menos, al Barcelona. Encaje de bolillos. Los mismos que solía hacer el ínclito Irigoyen, quien, no obstante, pertenecía también a la cofradía del puño. Que le pregunten a ciertos jugadores de la cantera lo que ganaban. Pero Irigoyen, cada temporada, se sacaba de la manga una cesión, un par de fichajes, dos guiños al destino. Camilo Liz y Hugo Vaca trabajaron para él.

Surgen ahora miles de nombres, los intermediarios venden la moto a diestro y siniestro, los diarios deportivos fabulan, de la misa no cree la gente ni la mitad, que si Adrián López, que si Amancio, que si Luis Pereira, que si un medio volante rompedor que anotó veinte tantos en la liga turca pero dicen que se escoñó al rematar un córner contra el Arenas de Guecho, una de cal y otra de arena. En cuanto al chollo del que venían hablando por todas partes, está gordo, ¿no han visto que se sale de los cromos? Pero hay un Mathías, con hache intercalada, que juega de maravilla, y está más parado que los gatos de Delphi, triste y azul en lo alto del tejado y sin ficha. Y en su país, en la cordillera andina de Chile, le apodan el Pianista y el Pichangossy. ¿Cómorrrr? Se llama Vidangossy, se trata de un futbolista versátil, que actúa en la mediapunta, en la delantera, como volante derecho, y ha destacado en el Mundial sub' 20 que le otorgó el tercer puesto a Chile. Otro Matías Fernández para llevarse a la buchaka, otro que podría caer al limbo de los posibles.

Nacido el 25 de mayo del 87, formado en la Universidad Católica aunque explotó como jugador en la Unión Española, será el único jugador que milita en el extranjero que participará en la inminente gira asiática de la selección chilena, a las órdenes del impar Marcelo Bielsa. Mathías Leonardo Vidangossy Rebolledo, para más señas, pertenece al Villarreal, el otro Submarino, pero se halla a préstamo en el Almería, donde ha permanecido hasta ahora en el dique seco, sin ficha, sin pena ni gloria. Un chaval con tanta proyección no puede permitirse el lujo de frenar su desarrollo. Seis meses sin jugar. También lo quiere David Vidal para el Elche, cuidadito. Un millón de euros pagó el Villarreal por el joven americano, por algo será. Dicen que le gusta mucho a Alberto Benito, pero no ha podido darle un cuelo en el espaguetti western de Almería, ni siquiera como extra. Emery pasa del chaval, que necesita continuidad y madurez.

Hablan de ultimatums, presión de varias bandas, mosqueos del catorce, gestiones a toda leche, carne en el asador, conguitos pasados de peso, defensas que huyen de la quema, puertas abiertas, puertas chapadas, y una ilusión que, como el dinero, ha cambiado varias veces de destinatario hasta convertirse en resignación, prisas y desencanto. Para más inri, pones Localia y aparece García Llorón como especialista de la jornada. Paecharlo.

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