Brasil ya está en cuartos y sin sufrir ni un poquito, pese a que estaba encuadrada en el grupo más difícil de este Mundial y a que en octavos se medía a Chile, una de las selecciones que había dejado mejores sensaciones. Sin problemas. Ante la mínima insistencia rival y necesidad propia, como ya hiciera contra Costa de Marfil, volvió a sacar el mazo para ganar de forma pragmática. Sin brillo -excepto en los últimos metros en alguna jugada - pero con contundencia. Ahora se enfrentará con Holanda –otro mazo- por un puesto en las semifinales.

Se le critica mucho a esta Brasil que no haga el fútbol espectáculo que ha caracterizado a equipos lengendarios de la canarinha. Cierto que la circulación del balón es lenta, que juegan con dos pivotes defensivos y que si puede no tener el balón, lo prefiere. Pero la calidad que atesora en el último tramo del campo no se puede pintar de negro y tarde o temprano reluce y hasta entretiene. Con gusto, pero sin muchos rodeos. Y de eso, la presión y una trabajada defensa vive este equipo, que aunque pese a que podría dejar más de cara a la galería, tiene pinta de plantarse en la final sin mucha resistencia.

Ante Chile, mismo guión que en la primera fase. Cuanta menos posesión mejor y a esperar un detalle, falta o jugada de estrategia para adelantarse y destrozar al contragolpe con la velocidad de Robinho, Kaká y unos laterales inhumanos que no se cansan de subir. Cuando tiene que tener la pelota sufre -como con Corea del Norte- pero Bielsa murió con sus ideas y Chile .-demasiada respetuosa- intentó llevar el peso del partido. Alivio para los brasileños.

Poco más de media hora aguantaron los chilenos ante la pegada carioca. Sin ninguna ocasión clara, Juan hizo el primero. Era el minuto 35 y el central remataba un corner en el segundo palo, en un cuadrado amarillo donde caen casi todos los saques de esquina de Brasil. Lucio y Luis Fabiano lo protegían de los defensas y el de la Roma ponía la pelota en las redes de Bravo con un cabezazo potente. El trabajo más difícil ya estaba hecho, ahora sólo quedaba esperar que cayeran más goles.

No hubo que impacientarse mucho. Tres minutos más tarde, tras una buena jugada por la izquierda, la pelota le llegaba a Kaká, que se llevaba al central fuera del área y desde la media luna, con un pase de primera con la derecha, dejaba solo a Luis Fabiano, que evitaba al portero con elegancia y marcaba a puerta vacía. Segundo mazazo en menos de cinco minutos y la clasificación en el bolsillo sin pisar el vestuario.

Tras el descanso, Bielsa dio a entrada a Valdivia por Mark González, que se fue inédito, para buscar más creación en el ataque. Poco cambió Chile, que demostró mucho menos brío que el día de España. Sólo un remate al larguero casi al final del partido inquietó a Julio César en un despiste de la maraña formada por Lucio, Juan, Gilberto Silva y Ramires.

El tercer gol de Robinho da buena muestra de lo que es este equipo. Robo de Ramires en el centro del campo, penetración como una locomotora del medio hasta el área y definición de Robinho impecable al palo izquierdo de Bravo. Robo, contundencia y eficacia en una misma jugada igual a la Brasil de Dunga.

3.- Brasil: Julio César; Maicon, Lúcio, Juan, Michel Bastos; Gilberto Silva, Ramires, Daniel Alves; Kaká (m.81, Kleberson); Robinho y Luis Fabiano (m.76, Nilmar).

0.- Chile: Claudio Bravo; Mauricio Isla (m.62, Rodrigo Millar), Pablo Contreras (m.46, Rodrigo Tello), Gonzalo Jara, Ismael Fuentes; Arturo Vidal, Carlos Carmona, Jean Beausejour; Alexis Sánchez, Humberto Suazo y Mark González (m.46: Jorge Valdivia).

Goles: 1-0, m.35: Juan. 2-0, m.38: Luis Fabiano. 3-0, m.59: Robinho.

Árbitro: Howard Webb, de Inglaterra. Amonestó a Kaká, Vidal, Fuentes, Ramires y Millar.

Incidencias: partido de los octavos de final disputado en el estadio Ellis Park, de Johannesburgo, ante 54.049 espectadores.