La política del Cádiz en el mercado de invierno ha sido menos acertada que la del verano. Si antes de empezar la campaña, la configuración de la plantilla no estuvo a la altura de las circunstancias, cuyo rendimiento se ha ido demostrando con el paso de los meses, la labor de diciembre y enero es todavía peor. Bogunovic y Ramis son el exponente más reciente de un fracaso rotundo en materia de refuerzos, cuya responsabilidad debe ser compartida.

Las dos únicas incorporaciones del mercado de invierno no han estado a la altura esperada ni han mejorado el nivel de la plantilla, lo que, a priori, no parecía complicado. Bogunovic y Ramis han ido desapareciendo de las convocatorias hasta prácticamente caer en el mayor de los olvidos. El serbio es un jugador que quedó atado cuando todavía Espárrago era un rumor para suplir a Javi Gracia, de ahí a que las miradas se vuelvan por enésima vez hacia la gestión de Julio Peguero. Pero el peso del fracaso de Ramis lo deben asumir los técnicos, quienes avalaron su llegada. Cuestión de responsabilidad compartida.

Bogunovic aterrizó con una frase ya histórica a cargo de Radomir Antic: "Será el nuevo Mágico". A Ramis se le colocó el cartel de jugador competitivo, experto, curtido en mil batallas..., por delante de profesionales que llevan tres temporadas en el primer equipo.

El tiempo, el mejor juez, ha dado cuenta de uno y de otro. Espárrago, también.