Billa lleva seis temporadas en el Chiclana Industrial y ha tenido ocasión de vivirlo todo. Las alegrías de los ascensos y las decepciones cuando el equipo bajaba. Aunque empezó en juveniles el primer año, a partir del siguiente vivió con el sénior un hecho histórico hasta la fecha: el conjunto rojinegro quedó por primera vez por encima de su eterno rival, el Chiclana CF. Después vivió el descenso al infierno de Regional Preferente y, a continuación, dos ascensos consecutivos que situaron al Industrial en División de Honor, para volver nuevamente a Primera Andaluza.

Después de este carrusel de altibajos, el central dice estar “acostumbrado” a ello y que la estabilidad emocional en el vestuario sigue vigente. “Nosotros jugamos al fútbol como hobby, pero también se pasan malos ratos y nos duele cuando las cosas no marchan bien. Este es un club humilde y nos toca vivir estas situaciones con frecuencia, pero se sobrelleva con la buena relación que tenemos entre todos”.

Si tuviera que definir al equipo con una de las dos situaciones, Billa lo tiene claro: “Prevalecen los buenos momentos siempre. No es todo sufrir, ni mucho menos; los entrenamientos y los partidos los vivimos intensamente. Lo mejor es que formamos un grupo muy bueno y acogemos bien a todo el mundo”.

Aunque ya ha pasado algún tiempo, el ascenso a División de Honor no queda lejos para el chiclanero. “Al revés. El último partido lo hemos jugado en Guadiaro, que fue donde subimos, así que nos pasamos todo el viaje recordando aquellos momentos, como si fuera ayer”, rememora.

El jugador asegura que sigue siendo el mismo que entonces, con alguna diferencia en la parcela deportiva. “Sobre el césped me veo estable, aunque con más madurez y experiencia, claro”. Además, Billa pertenece al grupo de capitanes del Industrial, cuyo brazalete ha portado en varias ocasiones. “Para mí es un orgullo. La primera vez fue el año pasado y he repetido cuando se ha retirado Javi López o David Montero en algún partido”, subraya el jugador rojinegro.

El pasado fin de semana, los chiclaneros cayeron a la zona que conduciría al descenso de categoría para caer en Segunda Andaluza. Con la dinámica negativa que acarrea el equipo existe la posibilidad de que la plantilla tenga la sensación de vivir en el día de la marmota, pues así se empezó el año pasado. El central revela su pensamiento respecto a este hecho, que le tiene dividido. “Por una parte la sensación es la misma porque estamos teniendo muy mala suerte de cara a gol, como el curso anterior; pero por otra veo cómo el equipo va creciendo y todavía estamos en proceso de ensamblar todas las piezas nuevas de manera efectiva”. De lo que está seguro es de que “hay equipo suficiente para tirar para arriba y estoy convencido de que así será”.

De hecho, mirando la tabla parece más fácil salir del descenso este año. “Llevamos seis jornadas de liga y hay muchos equipos comprimidos en dos o tres puntos. Aunque el calendario no juega a nuestro favor, creo que en un par de jornadas dejaremos la zona baja. La clasificación está tan apretada que una victoria puede hacerte escalar varios puestos de una vez”.

Billa siempre ha jugado atrás y este año le hemos visto hasta de delantero centro. “La situación lo requería y reconozco que a todos nos gusta probar ahí, aunque también te digo que en ocasiones me he encontrado un poco perdido en el desmarque (ríe)”. De momento es duda para el encuentro de este domingo, duelo casero con el San Fernando B como adversario de turno, por molestias en una rodilla.