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Granada 74 | cádiz · la crónica

Bien está lo que bien acaba

  • Repetido El Cádiz, una vez más, lo deja todo para el final y sale victorioso A más El equipo cadista se aprovecha de la inferioridad numérica del Granada 74 para remontar a base de fe y fortuna

Por una vez y sin que sirva de precedente, el cadismo debe disfrutar del triunfo cosechado por su equipo en Pinos Puente sin entrar en mayores profundidades sobre lo realizado por el conjunto de Javi Gracia. Realmente, el partido de los amarillos fue manifiestamente mejorable, pero hay que destacar la constancia de un equipo que en un momento como el actual necesita que se le reconozca lo bueno. Todos los profesionales han entendido que ésta es una temporada de mucha exigencia y que casi siempre se va a buscar el defecto, incluso siendo el líder más sólido de todos los grupos, pero ahora la confianza escasea en este equipo y es conveniente hacer un ejercicio de comprensión para únicamente disfrutar del triunfo por lo que significa.

El Cádiz debe jugar mejor y no lo puede dejar todo para las segundas partes, cierto es. Pero la clasificación dice que le saca 10 puntos de ventaja al segundo y el equipo viene de recibir más de una pitada importante de su afición. La plantilla necesita un palmetazo en la espalda para elevar el ánimo, pese a todo, y ayer se palpaba en la forma de celebrar el triunfo que estos jugadores no se conforman con lo que tienen y que necesitan como el comer una inyección de moral. Cosas de aguantar la presión.

Se esperaba que el Cádiz impusiera desde el inicio su superioridad, a pesar de jugarse el partido sobre césped artificial. Sin desmerecer al rival, lo más normal es que los amarillos demostraran desde el inicio que, con intensidad y con su nivel, todo estaba de su parte para llevar al menos la iniciativa. La llevó durante unos minutos, pero en el cómputo global de la primera parte se puede decir que la actuación cadista fue decepcionante y, por momentos, incluso irritante.

Y eso que los cadistas pudieron adelantarse en una jugada aislada en la que Enrique puso un gran centro a Carlos para que fusilara, solo, al portero local. Camacho estuvo fino y ahí terminaron las opciones de marcar del conjunto amarillo, cuando todavía no se había cumplido ni siquiera el primer cuarto de hora. Los locales sólo apostaban por el juego directo y al equipo de Gracia se le veía la intención de tocar, pero todo se quedaba en el intento.

Con el paso de los minutos el juego se interrumpió en exceso por la pésima actuación del árbitro, absurdamente meticuloso en la señalización de faltas y con la tarjeta demasiado fácil. En ese caldo de cultivo el Granada 74 salió mejor parado porque sacaba continuas faltas al área cadista y una de ellas, en el minuto 38, llegaba el tanto granadino. Igual que sucedía antes de la llegada de Juanma Delgado, el jugador local era mal defendido y cabeceaba solo delante de Casilla. La falta que daba origen al tanto sólo la vio el árbitro, pero no pudo estar peor defendida. De ahí hasta el final no se produjo la reacción cadista. Muy tocado por el gol, tuvo que seguir sufriendo el acoso granadino y se salvó de la expulsión de Cristian, al que perdonó la segunda amarilla antes del descanso. No corrió la misma suerte Valero, que se marchó antes que sus compañeros al vestuario por dos acciones ingenuas. Con uno más, el Cádiz tenía que salir a comerse a su rival tras la reanudación.

Y así fue. Como si hubieran estado esperando a que se dieran las circunstancias necesarias, los jugadores cadistas comenzaron la segunda parte jugando como más o menos y, sobre todo, con una ambición que no se les había visto hasta ese momento. No se trata de pedirle a este equipo la frivolidad del juego bonito porque sí; la cuestión está en que este Cádiz no sabe jugar de otra forma y la triangulación y el toque los necesita para ser alguien.

El rival se atrincheraba atrás al estar con uno menos y el equipo amarillo intentaba llegar más enlazando por abajo, pero no llegaba con claridad. Tuvo que ser una jugada a balón parado en la que Juanma Delgado marcara de cabeza, a centro de Enrique en el lanzamiento de una falta. Había que esperar que los cadistas se desmelenaran a partir de ese momento, pero no fue así. Los locales nunca le perdieron la cara al partido y frenaban el juego amarillo a base de faltas para que no tuvieran continuidad. Faltó muy poco para que lo lograran. De hecho, el Granada 74 tuvo una ocasión muy clara en la persona de Moreno en el minuto 89, pero su disparo se marchó desviado. También es verdad que Fleurquin falló una oportunidad clamorosa un minuto antes, tras un gran centro de López Silva.

El partido parecía encaminado hacia el empate, pero Cristian marcó de cabeza en una demostración de que todo es posible. Premio para un equipo que estaba sufriendo, pese a ser un líder indiscutible, pero discutido.

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