Los testigos de la Guardia Civil que declararon ayer en el juicio de la Operación Puerto subrayaron la falta de garantías sanitarias con la que se conservaban las bolsas de sangre, halladas en una nevera de uso común, la ausencia de fichas o historiales clínicos y el "desorden" de la documentación. Así describió el teniente que instruyó el atestado de la investigación lo que encontraron en los registros del laboratorio del médico Eufemiano Fuentes, en la calle Alonso Cano, y en una vivienda propiedad de sus padres también en Madrid, en la calle Caídos de la División Azul.

En la cocina del primero de los pisos los agentes encontraron una nevera común sin indicador de temperatura y sin mecanismo alternativo por si se iba la luz, en la que se conservaban varias bolsas de sangre identificadas por la fecha de extracción, un código numérico y "acrónimos o alias". En la segunda había dos arcones frigoríficos, uno de ellos -el que albergaba las bolsas de sangre- sí disponía de un indicador de temperatura -marcaba 35 grados bajo cero-, pero ningún mecanismo alternativo en caso de un corte de luz.

El testigo dijo que para alguien ajeno a la trama era imposible identificar a quién pertenecía la sangre, porque no existía un registro con los nombres y apellidos de los donantes; que la documentación estaba "mezclada" y "completamente desordenada" y que no había fichas ni historiales médicos. Por último, señaló que en los traslados de las bolsas no se utilizaban neveras habilitadas para el transporte de muestras biológicas, sino mochilas térmicas. "Como las que se lleva a la playa para conservar frías las bebidas", concluyó.