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Liga de campeones

El Atlético de Madrid golea para pasar a octavos (4-0)

  • El equipo de Simeone solventa con comodidad el duelo ante el Austria de Viena en el Calderón y se clasifica como primero de grupo.

El Atlético de Madrid se convirtió en el primer equipo clasificado para los octavos de final de la Liga de Campeones como cabeza de grupo al golear por 4-0 al Austria Viena, que asumió su inferioridad desde el inicio. El conjunto rojiblanco prolongó su estado de euforia para completar un pleno de triunfos en cuatro jornadas de la Champions. Lo logró con buen juego y los goles de Miranda, Raúl García, Filipe Luis y Diego Costa.

El encuentro fue un monólogo del Atlético de Madrid, que llevó el peso del encuentro desde el primer minuto ante un rival que pareció asumir su inferioridad desde que saltó al campo. Fue un muñeco en los pies del conjunto local. El Atlético de Madrid supo darle ritmo al balón desde el inicio para intentar quebrar el funcionamiento defensivo de su rival. Tenía prisa en marcar y sólo tardó 11 minutos en adelantarse.

En tiempos donde cada rival se estudia, parece mentira que el Austria Viena defendiera tan mal el saque de esquina del equipo de Diego Simeone. Casi siempre lo tira igual, al primer palo, adonde también casi siempre acude Miranda. Es lo que ocurrió, con gol final del central brasileño. El Atlético amplió la cuenta a los 25 minutos. La jugada comenzó con la típica pelea por el balón de Costa, quien logró centrar desde la derecha y en el área apareció Raúl García para marcar con un inverosímil cabezazo. La hinchada rojiblanca comenzó a cantar y corear a sus ídolos, viendo que el pase y el liderato de grupo ya estaba resuelto. Cada partido en el Vicente Calderón comienza a ser una fiesta.

El final de la primera parte existió para premiar a un jugador como Filipe Luis, un futbolista abnegado y aplicado cuyo rendimiento está por encima de su celebridad. Lindler no consiguió blocar un balón y apareció el pie del lateral brasileño para completar la goleada antes del descanso.

La segunda parte sobró porque todo estaba resuelto. No había más interés que ver si el Atlético de Madrid aumentaba la cuenta, cosa que hizo. Para intentarlo entró en el campo Oliver Torres, el joven y creativo centrocampista rojiblanco. Pero el foco lo acaparó Costa y su emotiva lucha por el gol. Con el resultado decidido, el delantero nacionalizado español quiso marcar a cualquier precio y su primera gran oportunidad ocurrió con un penal a 15 minutos del final. Lo erró, algo impropio en él. Encorajinado, tiró sus guantes al campo, apretó los dientes, arrugó la cara y buscó su venganza. La obtuvo a ocho minutos del final, al completar una gran juagad colectiva que tuvo como armadores a Oliver Torres y Raúl García.

El Atlético de Madrid se fue a descansar con la satisfacción del deber cumplido, la clasificación como primero de grupo, una goleada y la alegría de sus hinchas. Todo eso suma muchas cosas buenas para un equipo, el de Simeone, que es uno de los más felices del mundo en estos momentos.

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