El Cádiz B tiene la desgracia esta temporada de debutar en una categoría, Primera Andaluza, en la que nunca había jugado. Su anterior descenso desde Tercera, hace 17 años, le llevó entonces a Regional Preferente. El fracaso sonado de la pasada campaña aún escuece en el cadismo, que además de ver que al primer equipo se le escapaba el ascenso, tuvo que aguantar la pérdida de categoría del filial.

Ni permanencia ni formación. Es la lectura de la temporada 2014-15, ya que salvo Alberto Quintana -está por ver su participación con el conjunto profesional- ningún otro integrante ha dado el salto. La formación también queda en entredicho cuando sólo repiten en la plantilla tres jugadores de los que empezaron la pasada campaña (Álvaro Tenorio, Molina y Román). La espantada ha sido brutal al no querer la mayoría de los canteranos seguir en un proyecto venido a menos.

Al frente del filial amarillo repite el entrenador del descenso y de la peor temporada en los 42 años de historia del equipo, Fernando Niño, cuyo crédito queda muy limitado después de lo sucedido en el ejercicio liguero anterior.

La apuesta actual pasa por la llegada de muchos juveniles y algunos jugadores con pasado en categoría nacional. En busca de una formación adecuada que lleva años perdida en el club, el ascenso, sí o sí, es el objetivo obligado para no sumar otro fracaso.