La victoria del pasado domingo sobre el Xerez B de Antonio Puche ha hecho renacer las esperanzas en el seno de la familia futbolística arcense de conseguir in extremis la permanencia por cuarta temporada consecutiva en Tercera División.

Es curioso como un agónico triunfo contra el colista del grupo, que en condiciones normales no pasaría de ser un resultado normal y casi obligado para los arcenses, puede desatar una verdadera euforia en los corrillos locales, que se frotan las manos con una hipotética nueva victoria en El Rosal frente al Cádiz B, sin duda, la clave para acercarse lo máximo posible a la zona de salvación que ahora ocupa el Dos Hermanas, con cuatro puntos de ventaja sobre el Arcos.

Se especula con el calendario propio y se mira de reojo el de los rivales directos, Dos Hermanas y Cartaya. Los nazarenos tienen un corto desplazamiento a la vecina localidad de Los Palacios frente a los de José Antonio Asián, que deberán exprimir a fondo sus remotas pero reales opciones de meterse entre los cuatro primeros de la tabla, mientras que los cartayeros reciben en casa a una Balona, cuarto clasificado, que tiene que ir a muerte para no ceder más terreno al Atlético Sanluqueño, equipo del que sólo le separa un punto.

Un triunfo de los de Nico Sosa en El Rosal frente a un Cádiz B que no se juega absolutamente nada en el envite, metería una enorme presión a sevillanos y onubenses a falta de sólo dos jornadas para concluir la liga. Además, en la penúltima estación de la temporada, se enfrentan entre sí los dos enemigos del Arcos en la lucha por la permanencia, y los dos, obviamente, no pueden ganar.

En esa misma jornada, la penúltima, el Arcos recibirá en el Barbadillo al Cerro del Águila, del que se espera dar buena cuenta y así llegar a la trigésimooctava jornada liguera por encima de alguno de sus rivales en cuestión para jugársela a la ruleta rusa en la capital del Valle de los Pedroches, la simpar Pozoblanco cordobesa. Para que vean lo que da de sí una sola victoria en dieciocho jornadas.