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Anonimato y sol para 'La Roja' en la Isla de Ré

  • Con 3.000 habitantes, Sainte-Marie-de-Ré hace vida normal a pesar de la presencia de la selección española.

Si la selección española deseaba anonimato y tranquilidad para preparar la Eurocopa, no hay duda de que acertó eligiendo la Isla de Ré para su concentración, una localidad que ayer permanecía totalmente ajena al inminente comienzo del evento y la llegada del campeón de Europa.

Nada hay en la isla que perturbe la calma en la localidad de Sainte-Marie-de-Ré. Sus 3.000 habitantes hacen vida vacacional y en las estrechas calles del pueblo nada permite intuir que allí se alojarán las estrellas del fútbol español. El centro del pueblo, próximo a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y su magnífica torre gótica del siglo XIV, apenas tiene 50 metros cuadrados. Suficientes para ubicar un quiosco de prensa, una peluquería, una oficina de alquiler vacacional, una panadería, un restaurante y una charcutería. También hay varios puestos itinerantes de frutas y un par de banderas españolas, toda la alusión a la llegada del equipo de Vicente del Bosque junto con algún discreto cartel de bienvenida.

"¿Por qué son las banderas?", preguntaba uno de los numerosos jubilados mientras compraba un par de piezas de fruta. "Viene la selección española de fútbol", contestaba el tendero sin demasiada emoción. "Ah, pues espero que no hagan mucho ruido", finalizaba el desinteresado. La vida en la Isla de Ré es idónea para cualquiera que quiera reducir los niveles de hipertensión. El mar se extiende más allá de lo que la vista pueda alcanzar y la temperatura es idónea: 22 grados cuando más calienta el sol y 16 por la noche.

Todo son pequeñas villas y la especulación inmobiliaria no devoró a la zona. Enormes praderas se extienden junto al mar y las estrechas carreteras, tan llenas de rotondas como cualquier localidad costera de Europa.

La Federación Española de Fútbol siempre elige lugares tranquilos y alejados de cualquier bullicio. Del Bosque se fía de lo que le dicen porque siempre le encuentran algo de su gusto. Esta vez no será una excepción. En la Eurocopa de 2008, aún con Luis Aragonés al mando, la selección eligió la bucólica localidad alpina de Neustift. En el Mundial de Sudáfrica 2010, ya con Del Bosque, el equipo se quedó en una escuela deportiva en Bloemfontein. Y en 2012 se hospedó en el pequeño pueblo polaco de Gniewino. En las tres ocasiones se alzó con el título. Sólo el Mundial de Brasil, donde paró en un centro de entrenamiento en Curitiba, fue un fracaso.

Tampoco el ruido de los motores será un inconveniente para los futbolistas en Francia, pues la isla tejió toda una red vial para poder moverse de un extremo a otro en bicicleta, el vehículo preferido de sus habitantes. Además, en esta época del año más de la mitad de las casas están cerradas porque no es tiempo de vacaciones. Sólo los residentes, jubilados casi todos, se dejan ver para comprar pan, sentarse junto al mar o pasear cuando el sol comienza a caer.

La expedición española, incluidos sus numerosos directivos, se alojará en el hotel Atalante, de cuatro estrellas, una residencia que cuenta con centro de talasoterapia, máxima privacidad y vistas al mar. El precio, entre 260 y 650 euros la noche en una habitación doble, se sitúa en el rango habitual de la selección campeona de Europa, que nunca escatima en estos gastos. Unas vallas muy alejadas de la entrada al hotel disuaden a cualquier curioso de la idea de intentar ver a las estrellas. Es lo más parecido a búnker.

Vista la nula expectación, ni siquiera parece necesaria la idea del equipo de entrenarse a puerta cerrada en el complejo deportivo de Sainte-Marie-de-Ré, situado a nueve kilómetros del hotel.

Sólo hoy lo hará a puerta abierta para público y prensa. El resto de sesiones de trabajo serán a puerta cerrada para los fans y muchas de ellas también para la prensa, según la previsión de la federación. La selección española espera que toda esta tranquilidad sirva para resurgir de sus cenizas.

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