Las acusaciones de dopaje contra dos equipos de la Bundesliga durante los años 70 y 80 generaron una catarata de reacciones en Alemania, donde expertos y deportistas están convencidos de que el problema forma parte del pasado.

"En este momento el fútbol no tiene un problema con el dopaje como otras disciplinas que se ven una y otra vez salpicadas por casos de dopaje", dijo el director del prestigioso Instituto de Bioquímica de Colonia, Wilhelm Schänzer. "No hay ningún dato que indique que sea un gran problema en el fútbol alemán", añadió.

También Joachim Löw, técnico de la selección alemana y ex jugador de los dos equipos que quedaron en el centro del escándalo, condenó las prácticas dopantes. "El dopaje no tiene nada que hacer en el deporte", sostuvo. "Lo condeno absolutamente. Lo hice como jugador y sigo haciéndolo hoy como seleccionador nacional".

El escándalo se destapó el martes, cuando un miembro de la comisión que investiga el dopaje organizado a fines de los 70 por la Universidad de Friburgo reveló que existen pruebas de que el Stuttgart y el Friburgo estuvieron implicados, así como la unión de ciclistas alemanes.

El que podría ser el primer caso probado de dopaje sistemático en el fútbol alemán recordó a muchos las polémicas revelaciones del ex arquero de la selección Harald Schumacher en 1987 en su libro autobiográfico Anpfiff (publicado en español con el título Tarjeta roja). El ahora vicepresidente del Colonia aseguraba en el libro que el dopaje estaba a la orden del día en la Bundesliga. Sus acusaciones le valieron ser expulsado de la selección por Franz Beckenbauer y perder su contrato con el Colonia.

"No me siento confirmado, porque siempre y en todo momento mantuve al ciento por ciento las declaraciones que hacía en mi libro", señaló Schumacher.

Con respecto al escándalo en torno al Friburgo y al Stuttgart, ni los clubes ni los implicados tienen por qué temer sanciones debido a que de haberse producido un delito ya prescribió.