La pelota de papel

La ilusión de una Liga más popular

  • Entre los seis primeros de la tabla median sólo tres puntos, aunque el líder Barça ya metió la directa

  • A los azulgrana y al Real Madrid no les han pitado un penalti a favor en nueve jornadas

Messi y Luis Suárez celebran uno de los tres goles del Barcelona al Eibar.

Messi y Luis Suárez celebran uno de los tres goles del Barcelona al Eibar. / Javier Etxezarreta (Efe)

Ya está el campeón enseñándole la matrícula a todos. Ya está Messi en modo Messi. Luis Suárez airea el óptimo estado de forma que refleja su rostro, con sus pómulos más angulosos: tras recuperarse de su lesión, ha marcado cinco goles en seis jornadas, uno en cada una de las tres últimas. Y Griezmann y Frenkie de Jong, las estrellas azul y grana de nuevo cuño, tratan de subirse a la grupa. Total, que el Barcelona apaga su agrio debate deportivo al mismo tiempo que incendia, con sus comunicados de filiación política, el debate extradeportivo. Ha aprovechado las dudas que emanan de los dos aspirantes a arrebatarle el cetro, que comparten sus tribulaciones en la capital del Reino: a un lado, el petardo de Jovic y Hazard; al otro, la peor versión de Diego Costa de rojiblanco y el desafinado dúo que forma con Morata.

En esta Liga han tardado en ofrecer sus primeros destellos las estrellas más rutilantes, sólo Benzema madrugó y por eso el Madrid se asomó al balcón, pero ahora es por la Ciudad Condal por donde refulgen ya los astros principales.

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Circula por las redes una clasificación virtual, sin la mano amiga, o enemiga, según se mire, del VAR. En la misma, el Real Madrid sería el líder. Hay algo nuevo bajo el sol desde que se instauró este positivo, aunque imperfecto, modo de invocar la justicia. Y que el gran coloso blanco salga perdiendo con el invento algo tiene que ver en el destemplado debate mediático sobre la concesión de la realización técnica del asistente arbitral.

Hablar sobre a qué equipo está beneficiando más o menos el VAR es adentrarse en los movedizos terrenos de la subjetividad, que es tan vasto como el campo del “error manifiesto” que exige el estamento arbitral para que el colegiado que está ante los monitores decida intervenir y avise por el pinganillo a su colega de la hierba. Pero frente a esa subjetividad, el contraste de un dato objetivo. Y bien rotundo: a Real Madrid y Barcelona no le han pitado aún ni un solo penalti a favor en este campeonato, consumido ya casi un cuarto del mismo. Revelador.

Otro hecho que dispara la esperanza en una competición más limpia. O al menos, no tan sucia: es la primera vez en la historia del Campeonato Nacional de Liga que en las primeras nueve jornadas tanto Barcelona como Real Madrid han sufrido ya tres expulsados: Lenglet, Araujo y Dembélé, de parte azulgrana, y Modric, Bale y Odriozola –éste el pasado sábado en Palma de Mallorca–, de blanco.

El caso es que esa humanización de los dos grandes a los ojos del reglamento coincide con la Liga más abierta que se recuerda en la azotea: seis equipos separados por una sola victoria. El Barça, líder, suma 19, y el Sevilla, sexto, 16. Entre ambos, Real Madrid (18), Granada (17), Real Sociedad (16) y Atlético (16). Todo resulta un tanto engañoso. El Barcelona dejó escapar 8 de los primeros 15 puntos por los que litigó por el empate en Pamplona y las derrotas en Bilbao y Granada. Y precisamente el equipo nazarí, la revelación, puede convertir definitivamente el torneo en un cuento fantástico si vence al Betis este viernes en Los Cármenes y se encarama a la cima de la Liga con diez jornadas consumidas ya. Sería irreal, porque el clásico del Camp Nou se posterga. Pero alimentaría la ilusión de una Liga de sabor más popular.

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