La aparición en 2005 de Genios. Un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares de Harold Bloom (Nueva York, 1930) en la colección Argumentos de Anagrama contribuyó a hacer del crítico, también en España, el Santo Patrón de las Letras Universales diez años después de que vapuleara a los biempensantes del gremio con El canon occidental. Ahora, la misma editorial reedita el libro en su colección Otra Vuelta de Tuerca, empresa que devuelve a las estanterías este título imprescindible, tan ilustrativo y accesible en sus formas como ambicioso en su planteamiento, que constituye, de alguna manera, la cara más amable del Canon: aquí no importa tanto quién está ni quién deja de estar, no es el polemista contrario al nefasto racionalismo filológico quien escribe, sino el lector convencido de que la literatura es un banquete que, como patrimonio común, pertenece a todos y a todos invita a la mesa. Así que la reedición también sirve en bandeja la oportunidad de volver a acercarse a esta obra magna con las mismas premisas de la anterior: absténganse academicistas con vocación de forense y teóricos empeñados en diseccionar al bicho con prisma de clase privilegiada. Éste es un libro dirigido a todo aquél que alguna vez haya creído obtener leyendo lo que siempre había buscado; y, de paso, a quien quiera llamar a las cosas por su nombre.

Las cien mentes creativas y ejemplares se disponen ordenadas según los atributos divinos de la cábala, capricho de un crítico judío que se define a sí mismo como no creyente pero que sospecha de cierta imitación a la divinidad que late detrás de toda obra literaria nacida del genio, de lo sublime. De igual modo, este Genius (en su título original)sería el trasunto de aquel otro banquete, el prometido que reconfortará al espíritu tras las fatigas de la carne, a imagen del literario (Bloom puede no ser creyente, pero sí es un gnóstico de libro). Shakespeare, Dante, Cervantes, El Yahvista, Donne, Sócrates, Austen, Melville, Woolf, Proust, Pessoa, Borges, Montaigne, Virgilio y así hasta cien se alían para que usted lo pase bien. Benditos sean.