En edición bilingüe, con traducción de Marian Ochoa de Eribe y Eta Hrubaru, la editorial Impedimenta publica parte de la poesía del escritor Mircea Cartarescu. Con el título Poesía esencial, el volumen podría leerse como una antología poética revisada por el propio autor. Un autor que suena entre los posibles candidatos para el Nobel, y celebrado, leído, con novelas como Solenoide, un merecido fenómeno editorial.

Al que igual que tantos otros escritores, fue la poesía el género de juventud que inicia la carrera literaria de Cartarescu. Una poesía influenciada por la Generación Beat (Ginsberg, Kerouac) tanto en el estilo como en una aspiración común por romper las convenciones culturales de la época. Como ya hicieran aquellos escritores estadounidenses a mediados del siglo XX, una generación de poetas rumanos, en la década de los ochenta, busca nuevos horizontes y trabaja una poesía que prescinde del discurso ampuloso. Recordemos que en Rumanía, en 1989, cae el régimen dictatorial de Nicolae Ceaucescu, y una juventud rechaza el legado cultural del comunismo, tan dado a esa retórica de solemnidad y de épica. Lo confesaba Cartarescu en la revista Jot Down: "En aquella época ya no había un solo joven que se estuviera creyendo las mentiras del comunismo rumano".

Portada del libro.

Ruptura, renovación, cierta experimentación de nuevas formas. Los poemas de Mircea Cartarescu prescinden de los ritmos de la métrica y se aproximan a la prosa. Con imágenes que sugieren y que transmiten una interesante inquietud, como las del poema Autorretrato a la luz de un mechero: "soy una dentadura pulverizada, una boca quemada tras una noche de / alcohol / soy un embarazo tóxico, un torrente / azul de cianuro que salta bifurcado de la boca de la araña, / más fuerte que un cachalote, más frágil que una probeta: soy un / soñador incurable".

Algo de escritura automática hay en estos poemas, probablemente con la influencia de Tristan Tzara, creador del movimiento dadaísta junto con Hugo Ball y Emmy Hennings, algo también de imaginería barroca y, a su vez, de depurada expresión sencilla. Es la poesía un lenguaje que incluso en una lengua habla distintas lenguas. Así es esta poesía de Cartarescu, tan abierta a los múltiples comentarios, a las múltiples interpretaciones.