Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Cultura

La inteligencia en 'sfumato'

  • 'Cartas a la condesa de Noailles'. Marcel Proust. Marcel Proust. Trad. Alfonso García-Sampedro y Caroline Le Lanchon. Metropolisiana. Sevilla, 2015. 152 páginas. 18 euros.

En el admirable prólogo con que se abren estas páginas, Alfonso García-Sampedro subraya los dos aspectos principales que se evidencian y traslucen de las misivas aquí recogidas: por un lado, la "hiperbólica inteligencia de su autor", que envolvía a sus destinatarios en la magia de su mundo; y de otra parte, el hermoso tributo a la amistad que se sustancia y se alza desde los impacientes renglones de estas Cartas a la condesa de Noailles. Sobre ambos asuntos, la propia condesa añadiría, en las páginas liminares a la edición de 1931, la "increíble modestia" de Marcel Proust, que "él había acertado a crear con una adorable y escandalosa maestría".

En el fondo, la condesa de Noailles estaba relacionado dos fenómenos que pueden explicar, en buena medida, su particular visión de El mundo de Guermantes: la humildad con que Proust se hizo soluble en el paisaje humano del faubourg Saint Germain, y las excepcionales cualidades que atribuyó a sus interlocutores, quizá como delegación y ofrenda de las suyas propias. Así, tanto de las cartas como de la obra toda de Proust se puede deducir la voluntad de vivir una vida en sfumato. Una vida en la que él fuera, a un tiempo, testigo omnipresente y narrador invisible, y en la que su cordialidad y su ingenio, su pudorosa brillantez, fueran la secreta argucia por la que se desvanece, todo cortesía y encanto, la huella verídica del hombre. En las cartas aquí recopiladas, y en la sincera admiración que en ellas se atesora, tal vez quepa adivinar otra cuestión relevante: tanto en la correspondencia, como en la vasta catedral de niebla que es su En busca del tiempo perdido, lo que pretende Proust es fijar y encapsular un mundo que declina. Un mundo que Proust eligió como suyo, y del que el autor se retira para que la caducidad, para que la injuria de la vida, no penetre en un ámbito destinado a la clausura. Que esta suerte de perennidad se lograra a través de la memoria, del frágil parpadeo de los sentidos, no es sino otro de los misterios que hacen de Proust un extraño titán hecho de arena. En sus cartas, bajo la especie de lo obsequioso y de lo urgente, es un bronce imperecedero el que resuena.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios