De libros

"En los malos gobernantes está el destino maldito de España y América"

  • Matilde Asensi finaliza con 'La conjura de Cortés' su trilogía sobre el Siglo de Oro

La noche en que Matilde Asensi escribió el final de La conjura de Cortés, la novela con la que cerraba la trilogía del personaje de Martín Ojo de Plata, la escritora alicantina sintió esa rara deriva de quien lleva tiempo entregado a una causa y en un momento dado termina su compromiso con ella. "Siempre tienes ese síndrome cuando acabas un libro, pero en este caso, además, he estado seis años con los mismos personajes", asegura sobre la despedida de una serie que iniciaron los títulos Tierra firme (2007) y Venganza en Sevilla (2010). "La noche que acabé la novela eran las seis y media de la mañana, y me quedé mirando la pantalla del ordenador, no me podía creer que le hubiese puesto el fin al proyecto. Pasas unos días en los que estás colgando en un vacío", admite.

Para la última entrega, Asensi ha urdido una narración trepidante en la que su protagonista, Catalina Solís, aquella jovencita que adoptó la identidad de Martín Nevares para sobrevivir en un mundo de hombres, tiene que salvar de sus captores a Alonso, el hombre con el que ha encontrado el amor, y desmantelar una conspiración contra la Corona, entre otros desafíos. A esto suma la autora más elementos: un mapa indescifrable que desvelaría donde se ubica un tesoro que escondió Hernán Cortés, y la posibilidad de que Solís culmine al fin su anhelada venganza de sus enemigos los Curvo, añaden intriga a la trama. "Tenía mucho material guardado de las novelas anteriores y sabía que, al contrario que otras trilogías que van hacia abajo en su desarrollo, la mía tenía que ir hacia arriba", declara la escritora sobre el desenlace de esta saga. Quizás por ello Asensi disfrutó del proceso creativo. "Estaba escribiendo y había un pálpito. A veces terminaba una escena y me decía: Va bien. Y eso es raro en mí, que tiendo al pesimismo, que pienso: Esto no le va a gustar a nadie, va a ser un fracaso", afirma.

En La conjura de Cortés, es la mujer la que rescata a su amado, al contrario de lo que ocurre en las ficciones tradicionales, pero Asensi no quiere que se le dé más trascendencia a ese detalle. "Es un libro de aventuras y me venía bien para el argumento. Yo no soy de las que defienden que la mujer debe gobernar el mundo, porque cometeríamos los mismos errores que los hombres. El mundo que conocemos lo ha hecho la testosterona. Y creo que o lo hacemos juntos o no vamos a ningún lado". Para la autora de El último Catón o Iacobus, en la combinación ideal estarían las virtudes que posee cada sexo. "El hombre pone la ambición, el empuje, y las mujeres la prudencia, la sensatez. Hemos llegado hasta donde estamos por la ambición desmedida de unos bancos en cuyos consejos de administración no había ni una sola mujer. Si hubiese habido alguna mujer, igual habría sido distinto", argumenta.

Asensi se muestra tajante: la trilogía ha finalizado ciertamente, no hay posibilidad de que las peripecias de su heroína se prolonguen. "Estoy contenta con los resultados, pero ya está. Escribir tres libros con el lenguaje del Siglo de Oro es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo", expresa. Curiosamente, su creadora optó por un bloque de tres novelas para no plantearse las complicaciones que le supusieron otros libros: esta vez, quería detenerse en una misma época. "Tengo el mal vicio de meterme en unos jardines... Yo misma me preocupo. Recuerdo cuando escribía Todo bajo el cielo. Me costó un mundo la documentación, no era capaz de retener un nombre en chino aunque intentara memorizarlo. De modo que me dije que me iba a estar quietecita un tiempo, y me propuse hacer una trilogía. Era un reto personal, algo que no había hecho".

En sus investigaciones del Siglo de Oro, la novelista se ha topado con un país en el que ya se percibe la senda por la que transitará en el futuro, una España con propensión al despilfarro y una pésima gestión de sus finanzas. "Debíamos tanto dinero que lo que llegaba aquí al puerto de Sevilla no era para la Corona, sino para pagar los intereses de la deuda que teníamos con los banqueros alemanes. La deuda había empezado porque España declaraba la guerra a cada país que se pasaba al protestantismo, lo que significaba unos gastos brutales; se descubre América y por un tiempo se pudo pagar todo, pero esto era un imperio donde no se pone el sol, con unos costes terribles", explica. La autora hace paralelismos entre pasado y presente: "Ahora no somos tan pobres como entonces, pero la gente del pueblo no vio nada de las riquezas que llegaron del Nuevo Mundo, y hoy la gente sigue sin ver nada de esos cientos de millones de deudas, de créditos. ¿Es que alguien nos pidió permiso para montar el sistema como está montado? Y ahora tenemos que pagarlo nosotros, y nos suben la luz y los impuestos, la gente está perdiendo sus casas y sus trabajos...", lamenta.

Asensi ambienta su última aventura en el virreinato de Nueva España, el mismo territorio que visitará en agosto, cuando vaya de promoción a México. "A mis lectores mexicanos les voy a contar que las cosas no fueron como nos las han contado, ni a ellos ni a nosotros". Para la escritora, "ellos han sido tan engañados como nosotros. Los españoles vivimos con la culpabilidad de haberles robado y masacrado, y a ellos les cuentan eso en sus colegios. Hace 200 años que nos fuimos, y nosotros no teníamos posibilidades de llevarnos toda su riqueza: no había tecnología para hacerlo. Son países muy ricos, que, como nosotros, han tenido muy malos gobiernos. Ése es el destino maldito de España, y también de América Latina".

Asensi ha logrado interesar a veinte millones de lectores, pero en el camino no ha encontrado a un productor que le inspire confianza para adaptar alguno de sus éxitos al cine. "No creo que en España, con la falta de medios que hay en la actualidad, se pueda hacer una gran película de aventuras, bien hecha. Y he visto las barbas de otros vecinos cortar, soy muy prudente con este tema. No es el dinero lo que me mueve, porque si no cogería el cheque y dejaría que hicieran lo que quisieran con mis personajes y con mis libros. Pero no es así, llevo años negándome, y creo que la gente del cine no me quiere demasiado".

Pese a que no se considera una persona optimista, observa con cierta esperanza la irrupción del libro electrónico. "Creo que los dos formatos van a convivir. El libro tradicional se quedará porque nos entra por los cinco sentidos, y el libro electrónico nos proporciona unas comodidades enormes. La gente no debería tomarse esto como una guerra. Yo prefiero éste, yo el otro. Lo importante es leer. No hagamos de todo un derbi, como si fuera el Barça-Madrid".

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