Félix G. Modroño. Escritor

"Para escribir sobre tu ciudad, hay que hacerlo desde la distancia"

  • En 'La ciudad de los ojos grises', un interesante binomio de amor e intriga, el autor vizcaíno evoca cómo la 'belle époque' transformó Bilbao en una gran capital.

Félix G. Modroño ha apostado en su última novela por un romance impregnado de intriga. El marco histórico de la belle époque ampara el trajín del protagonista, Alfredo Gastiasoro, quien intenta esclarecer la muerte de su querida Izarbe a lo largo de esta obra publicada por la editorial Algaida.

"Nunca me he considerado autor de novela negra, simplemente he escrito intriga histórica", matiza el autor tras desmarcarse de la línea trazada con Muerte dulce y La sangre de los crucificados, editadas por el mismo sello. Tampoco es que le incordie en exceso la etiqueta: "La próxima semana saldrá una antología sobre relatos de novela negra, Sospechosos habituales: tras la pista de la nueva novela policiaca española,y he tenido la suerte de estar incluido".

Modroño profundiza con su obra en "el momento crucial de Bilbao", su ciudad natal: "Las ciudades y los países, al igual que las personas, tienen en sus vidas un momento que las determina y las cambia para siempre". Para la capital vizcaína, el ocaso del siglo XIX y el comienzo del XX marcaron esa inflexión histórica: "La ciudad pasa de 18.000 a 100.000 habitantes en apenas 30 años. Ello supone un cambio brutal, una agresión demográfica, social, cultural y arquitectónica. Bilbao tiene que ocupar los terrenos de Begoña, Abando y Deusto para poder expandirse como ciudad". Tal ebullición la atribuye a que "la revolución industrial no había llegado todavía y a que el hierro bajo fósforo de sus minas era el que hacía falta para construir edificios".

Esta útil divulgación para la "gente que no conoce su propia historia" convive con un hilo intrigante: "Hay una trama criminal que se desarrolla linealmente a lo largo de la Navidad de 1914. Alfredo regresa en homenaje a Izarbe, la mujer que amó, y, paralelamente, evoca el tiempo que ha pasado con ella durante los últimos 40 años". La confección de la madeja se sirve del hábil uso del flashback para cambiar de tiempo. La ciudad de los ojos grises "es unametáfora entre los ojos de la protagonista y el color del cielo de Bilbao", sensación perfectamente descrita en la portada.

Aunque están presentes Madrid y otros puntos de la geografía del País Vasco, en esta apología de los bellos años previos a la irrupción de la Gran Guerra no podían faltar la bohemia y la luminosidad de París: "Si hubiera tenido una época y un lugar para vivir, hubiera elegido el París de la belle époque. Es su época más bonita, cuando era una capital cultural donde las gentes de todo el mundo se encontraban en libertad, donde los pintores y escritores no tenían mucho para comer pero vivían deliciosamente inspirados".

De momento, esta obra está teniendo, en palabras del autor, "un éxito brutal en comparación con las anteriores", por lo que el personaje de Fernando de Zúñiga, protagonista de sus anteriores thrillers, deja de ser imprescindible. Queda ahora la incógnita del camino a seguir en el siguiente libro: "El cuerpo me pide seguir escribiendo sobre el doctor Zúñiga, con el que he pasado muchas noches, pero a lo mejor todos mis lectores no están tan de acuerdo. Es un momento en el que tengo necesidad de volver a escribir y empezar una nueva novela".

Desde hace algún tiempo, Modroño ha canjeado las tierras del norte por Sevilla, que palpitó involuntariamente cuando se engendró la novela: "Eduardo Mendoza me dijo que para escribir sobre tu ciudad hay que hacerlo desde la distancia. Él escribió La ciudad de los prodigios desde Nueva York y yo he creado La ciudad de los ojos grises desde Sevilla. La inmensa mayoría de sus páginas han salido desde aquí".

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