de libros

En la ciudad a oscuras

No hay mucho que decir sobre Simenon. O al menos, nada que revista cierta novedad y arroje nueva luz sobre su obra. Acaso que en esta La noche de la encrucijada (publicada por primera vez en 1931), el autor ensaya una variante del crimen campestre, tan grato a la literatura anglosajona, cuyo mecanismo, sin embargo, cuya diabólica oscilación sospechoso-inocente, viene aplicado ya a otra realidad, distinta de aquella realidad refinada y abúlica de la aristocracia inglesa. Tampoco el asesinato es fruto aquí de una inteligencia superior, que aguarda entre sombras la hora de su triunfo. Por contra, cuanto se narra en esta opresiva nouvelle es fruto del cálculo y la avaricia que fomenta el anonimato de la gran urbe. Y es esta presencia difusa de la metrópoli -tan difusa como omnipresente- la que aquí se ofrece como novedad, como precisa acotación distintiva, frente al apacible ámbito rural que barajó con éxito Agatha Christie.

Al cabo, la novela negra es consecuencia de esta doble introducción de la masa y la urbe, de un crimen objetivo, en el formato destilado por Edgar Allan Poe. Chesterton recomendaba, para la novela policial, un crimen individuado, donde pudiera leerse la marca de Caín que cada hombre (cada hombre decidido al crimen) lleva impresa sobre su frente. En el noir moderno, sin embargo, es la circunstancia, aquellas fuerzas sociales que se precipitan en la ciudad, y que cabría resumir en la expresión bajos fondos, lo que de algún modo se impone o dirige a sus protagonistas. ¿Es ese el atractivo de la femme fatale que brilla y señorea La noche de la encrucijada? ¿Es esa voracidad inducida por el ambiente quien le otorga un tipo distinto de belleza, una belleza letal a esas mujeres turbias y enigmáticas? Sea como fuere, Simenon sabe que hay un mal seductor, un Mal estético, y que esa ambigüedad es el suelo por donde pisan sus novelas. También sabe que esta criatura impar (la femme fatale) no es hija de la singularidad social, sino gloriosa exudación de la masa estadística.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios