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Tipos a compás

  • En 'La noche del aguacero', Juan Luis Cano, periodista e integrante de Gomaespuma, rinde tributo a los tablaos y letras del flamenco

Juan Luis Cano (Madrid, 1960) recuerda de crío el soniquete de "rumbitas" procedente de los radiocassettes de su barrio, Carabanchel, aunque "flamenco de verdad", asegura, "se escuchaba poco, poco". No fue hasta que un amigo le pasó un vinilo de uno de los primeros discos de Lole y Manuel cuando se acercó a un sonido que lo atrapó hasta ahora. El flamenco, una de las pasiones del integrante de Gomaespuma, lo devuelve al terreno de la ficción en La noche del aguacero (Espasa), tercera y divertida novela de este periodista con vocación de cantaor que anualmente organiza la gala benéfica Flamenco pa tós.

Mirabrás, un tablao madrileño que subsiste a duras penas en pleno siglo XXI, es el marco donde se da cita un grupo de variopintos personajes que van "desde el canalla entrañable al puro superviviente", apunta el autor. "Pero no es una historia sobre el flamenco, ni sobre cantaores, es un libro de personajes que se reúnen en un tablao pero igualmente podrían encontrarse en un mercado, en un ambulatorio o en una biblioteca", explica el también autor de una biografía novelada del torero Curro Vázquez. En esta historia, que sigue a La funeraria (2009), el periodista ha querido seguir el estilo de "novela costumbrista" y "película coral" que cultivaron Delibes y Berlanga, respectivamente. "He elegido el flamenco porque es un terreno que me gusta, que conozco y que me ha permitido introducir en la narración letras flamencas, pasionales y desgarradoras que hablan del amor, de la pérdida, de los celos...", dice sobre pasajes de coplas que proceden "en un 90% del primer cancionero jondo que se hizo y que fue obra de Demófilo", padre de los Machado. "La gran mayoría de esas letras son compuestas por gente analfabeta, o sea, tiene mayor mérito esa capacidad de síntesis, esa poesía, la musicalidad de los versos, esa inteligencia natural para expresar los sentimientos...", elogia Cano. De hecho, el título de la novela es la primera estrofa de una soleá que dice: La noche del aguacero/dime dónde te metiste/que no te mojaste el pelo, "una manera muy bonita de decir 'me has engañado y te he pillado", apunta el periodista radiofónico. En este tributo no falta el humor. "Como es un tablao de barrio por el que nunca ha pasado nadie importante, el dueño se dedica a trucar las fotos que tiene expuestas para poner su cara junto a la de famosos", revela sobre un relato plagado de momentos cómicos.

Gran conocedor de la historia del cante jondo y entusiasta aficionado del arte que se cultiva hoy, en la novela Juan Luis Cano ha recogido el aroma, los quejíos y el compás de esos ambientes en los que entabló relación con artistas que han hecho historia aunque, aclara, "nunca he sido carne de tablao". Es el caso del clásico madrileño Las Cuevas de Luis Candelas, un local en el que, históricamente, se ha dado cita el tipismo más genuino de la capital y las figuras del flamenco. Allí conoció al llorado Enrique Morente, "una persona sencilla, como todos los grandes a quien la música sin apellidos le debe mucho en este país" al que dedica "un homenaje íntimo" en esta obra.

Un país, el nuestro, que suele mirar con cierto recelo a los personajes populares que publican, y este rostro familiar de la radio y la televisión lleva ya 19 libros: "Me dan igual las etiquetas. Que te tomen en serio es un coñazo, yo quiero que me respeten, que es diferente. He hecho periodismo y humor, y he empleado siempre el humor para todo lo que he contado".

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