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ALBERTO CORAZÓN | OBITUARIO

Alberto Corazón, una inquietud en muchas dimensiones

  • El artista madrileño fallece en su ciudad natal a los 79 años tras renovar el panorama del diseño español desde los albores de la democracia

Alberto Corazón en las jornadas de arte 2012 de la Real Maestranza de Sevilla.

Alberto Corazón en las jornadas de arte 2012 de la Real Maestranza de Sevilla. / Belén Vargas

Son objetos y signos tan cotidianos que apenas despiertan la atención aunque de un modo u otro han formado la conciencia moderna. Esa es la impronta del diseño. En otro tiempo, el mobiliario doméstico multiplicaba formas, exquisitas y a veces complicadas, para entrar en las casas de notables, mientras el interior de las viviendas del pueblo llano se entregaba al trabajo de los artesanos. Con la sociedad moderna, esto es, con el capitalismo, poco a poco los interiores se transforman: se amueblan con formas más sencillas que las de las casas nobles y más atentas a la vida que las artesanales. Puede que el diseño industrial intentara rodear a las mercancías de un halo de palabras e imágenes que las hiciera deseables, como señala Jacques Ranciére, pero sin duda amuebló el interior de nuestras casas, quizá uniformádolas pero haciéndolas también más habitables. El fallecimiento hoy de Alberto Corazón a los 79 años (Madrid, 1942) hace recordar ese vasto peregrinaje que desde el ventilador de Behrens hasta el último modelo de móvil organiza nuestras vidas. Alberto Corazón diseñó por ejemplo el teléfono Domo, las rotondas con grandes números de Jerez de la Frontera o el reloj de sol y luna en la madrileña Puerta de Toledo.

Pero el legado que deja Alberto Corazón es quizá sobre todo sus diseños gráficos. Logotipos del tren de cercanías de RENFE, logotipo y diseños de los cupones de la ONCE, de la red de Paradores, de la Universidad a Distancia, de MAPFRE, del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, de la editorial Anaya y hasta hace poco tiempo, del logotipo y la imagen corporativa de la Junta de Andalucía.

Del diseño al arte conceptual hay poco trecho y Alberto Corazón, que había hecho pinturas rozando el informalismo y esculturas de gran exactitud geométrica, se acercó al conceptualismo con un diseño Realidad/Represión, relativo al proceso 1001, abierto por el franquismo contra la dirección de Comisiones Obreras, y con unos billetes de metro marcados con un sello de caucho con las facciones de Karl Marx.

Alberto Corazón no despreció la investigación ni la teoría. La exposición Signos del Siglo: 100 años de Diseño Gráfico en España, celebrada el año 2000 y comisariada por él mismo junto con Emilio Gil y Enric Satué es todavía punto de referencia para conocer los entresijos de la imagen gráfica en la sociedad española. En cuanto a la teoría, tal vez haya que ir más atrás, a los años de aquella fugaz tolerancia del franquismo, en torno a 1965. Apareció entonces la editorial Ciencia Nueva, con los Escritos Políticos de Mariano José de Larra, Argumentos sobre el socialismo de Maurice Dobb y Thomas Münzer, teólogo de la revolución de Ernst Bloch. Aquello duró poco: en 1970, final de aquella precaria tolerancia, marcó también el final de Ciencia Nueva. Alberto Corazón continuó trabajando como editor: la serie Comunicación sirvió de iniciación a más de uno para abordar la teoría de la comunicación y la semiótica.

En esos años se traducía al español en México, El hombre unidimensional, el conocido texto de Marcuse. Alberto Corazón, su vida y su obra, tal vez sean la antítesis de cuanto critica el maestro de la Escuela de Frankfurt en ese libro.

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