Las primeras jornadas de la Feria de la Manzanilla siempre son anunciadoras de un intenso fin de semana en el que tradicionalmente se registra un importante número de visitantes de otras poblaciones más o menos cercanas. En esta edición marcada por la Capitalidad Gastronómica y el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, teniendo en cuenta además los dos años en blanco obligados por la pandemia del coronavirus, lo cierto es que los últimos días del gran evento sanluqueño se presentan como una ocasión ideal para recuperar la normalidad festiva de la mano del más exclusivo vino de este municipio gaditano.

El fuerte calor ha seguido haciendo de las suyas en la jornada del jueves, aunque el consabido remedio de la manzanilla bien fresquita y, como generosa concesión, la opción de otras bebidas refrescantes y demás remedios contra las altas temperaturas han permitido a sanluqueños y visitantes afrontar la situación con la eficacia que sólo es posible conseguir en un evento de estas características.

Efectivamente, desde primeras horas de la tarde todo invitaba a meterse en una de las acogedores casetas del Real de La Calzada y la Avenida de la Estación en compañía de, digamos, seres queridos para disfrutar degustando algunas de las excelencias culinarias de la ciudad precisamente en el año de la Capitalidad Española de la Gastronomía, sin olvidar la culminación del V Centenario de la Primera Circunnavegación.

El recorrido festivo se inicia de forma natural en la portada más próxima al centro de la ciudad, a saber, la situada junto a la Oficina Municipal de Turismo, en el primer tramo del emblemático de La Calzada, si bien es cierto que la ubicada en el entorno de la fuente que mira al Paseo Marítimo también es un lugar de referencia para no pocas aquellas personas que quedan con familiares, amigos y compañeros de trabajo para dar cumplimiento gustosamente a la tradición de reunirse en la extraordinaria oportunidad que ofrece una de las ferias más esperadas del calendario festivo de la provincia.

Atrás quedó el Día del Niño con los consabidos descuentos en las atracciones infantiles que cada años se instalan en el solar situado junto al último tramo del paseo de Calzada. Como es costumbre, la jornada del jueves de Feria ha estado protagonizada por las mujeres.En todos los eventos de esta índole hay un día reservado para las mujeres y la Feria de la Manzanilla no podía ser menos. Así, el recinto festivo se ha visto enriquecido con la imagen de no pocas mujeres ataviadas de flamenca que, en primer lugar, se proponían compartir una comida de convivencia y, más adelante, hacer gala de sus ganas de Feria marcándose unas animadas sevillanas.

Lo que viene en este fin de semana va más allá de las actuaciones musicales en directo previstas en la Caseta Municipal, instalada en la coqueta Avenida de la Estación, y también en otras casetas del Real. Ni que decirse tiene que hay un buen ambiente garantizado hasta el domingo, última jornada de esta edición de la Feria. El escenario del recinto festivo empezará a registrar actividad, como cada día, a partir de las cuatro de la tarde.

Además, este viernes es el primero de los dos días reservados para el también popular paseo de caballos, que tendrá su continuidad en la jornada del sábado. Los horarios fijados para los aficionados que se han inscrito para participar en este otro atractivo de la Feria arrancan a la una de la tarde. Por razones de seguridad y por tamaño del recinto festivo no habrá más de 30 carruajes hoy ni más de 40 mañana sábado.

La fiesta de Sanlúcar dedicada a su emblemático vino exhibe una genuina cubierta de farolillos tanto en La Calzada como en la Avenida de la Estación. Se trata de una de las peculiaridades que más llaman la atención, sobre todo, de los visitantes procedentes de otros municipios, por no hablar de los extranjeros que, con más o menos curiosidad, se dejan ver por el recinto ferial. Y es que todos son bienvenidos en un evento que figura en el calendario anual como una de las principales citas festivas de la Costa Noroeste gaditana.

El Covid hizo de las suyas para paralizar durante dos largos años una tradición sanluqueña que en 2022 ha retomado su vigor con evidente firmeza.