El Jueves Santo amaneció nuboso pero sin pronósticos de precipitaciones para toda la jornada, de manera que los cofrades no tenían, en principio, nada que temer. Las dos popularísimas hermandades de la tarde-noche de este día grande de la Semana de Pasión local volvieron a demostrar que cada vez que desfilan por las calles de la ciudad logran refrescar el cariño de los devotos de sus sagrados titulares y de los cofrades en general. Efectivamente, nunca defraudan.

Las hermandades de la Esperanza y el Cautivo son capaces de confirmar cada año que el Jueves Santo es una extraordinaria jornada en el programa de la Semana Mayor sanluqueña. La cofradía que tiene su templo en la Parroquia de San Nicolás de Bari y la corporación con sede canónica en la también céntrica Iglesia de los Desamparados reunieron a miles de fieles deseosos de no perderse casi ningún detalle de sus respectivos desfiles.

Sendas hermandades ocupan un lugar destacado en la Semana Santa del municipio, pues, de hecho, suscitan un especial interés entre los cofrades sanluqueños y visitantes, que eligen cualquier punto de sus itinerarios con la garantía evidente de que todos son excelentes lugares para disfrutar de ambas procesiones. Un año más -el tercero-, hubo coincidencia horaria en la salida de las dos cofradías, al mantener la Hermandad del Cautivo el adelanto a las cinco de la tarde fijado en su programa. Así las cosas, el numerosísimo público que registraba ya el centro urbano a esa hora tan temprana tuvo que optar por contemplar en vivo una de las dos salidas, que figuran, sin lugar a dudas, entre las más espectaculares de la Pasión local.

La cofradía que tiene de titular al Santísimo Cristo de la Expiración inició su recorrido en el Barrio marinero, una zona muy vinculada a esta hermandad que tiempo atrás se emocionaba con su procesión por la noche, cuando iba camino de su templo, pero que desde hace algunos años lo hace en las horas inmediatamente posteriores a su salida.

Al cierre de esta edición, próxima ya la madrugada del Viernes Santo, se disponía a iniciar su procesión la Hermandad del Silencio desde San Francisco.