Con la venia

Coma profundo. Por Fernando Santiago

  • Cádiz está en coma, como Manuel Monteagudo.

COMA PROFUNDO

Manuel Monteagudo es un tipo al que un día se le ocurrió decir que había despertado después de 35 años en coma, noticia que se tragaron  muchos medios, sin  preguntar  cómo es que se había casado y había tenido dos hijas en ese tiempo.  Cádiz lleva décadas dormida, se despierta de vez en cuando y sigue durmiendo. Hace años que no nos toca  algo, más allá de alguna obra pública que otra. Cerró Tabacalera, cerró Delphi, cerró Visteón, cerró San Carlos, cerró Polanco, cerró Gadir Solar, por no hablar de Navalips, Talleres Faro, Hierros Cervera y demás. De ser el segundo enclave industrial de Andalucía nos hemos convertido en una provincia de camareros, dicho con todos los respetos para esta sacrificada profesión.  En contra de lo que opina el alcalde de Cádiz, el turismo es una industria que está muy bien y le da trabajo a miles de gaditanos, pero no podemos vivir solo de eso, de si a Ángel León se le ocurre usar el semen del atún para hacer queso  o a la Diputación convidarnos a 50 euros de cubatas, para regocijo de LLORECA . No voy a hacer una apología de la violencia, por supuesto, me parece un horror las escenas de guerrilla urbana de estos días, como si estuviéramos en un frente de guerra con barricadas, pasamontañas, tirachinas, destrozos en el mobiliario urbano, bloqueo de calles y carreteras, conductores enfadados, el paquete completo de una movilización. Ya la hemos vivido otras veces, en el  pasado octubre de 1978, en el 84 durante la reconversión del sector naval, en el 95 cuando Eguiagaray anunció el cierre del astillero de Cádiz (con el asalto consiguiente a la sede del PSOE por un grupo de descerebrados del que formaba parte un dirigente de FACUA), el cierre de AIRBUS que se va a hacer en medio del silencio de partidos y sindicatos. Huelgas generales como la convocada por los sindicatos contra el cierre de DELPHI a pesar de que en esa factoría nunca habían mostrado la menor solidaridad(y actuaciones violentas de algunos), cortes del Carranza por los trabajadores de Matagorda , movilizaciones que se resolvían  dándole algún subsidio a los trabajadores afectados . En el caso actual, los trabajadores del metal tienen razón en su reivindicación, no se puede pretender que les rebajen el sueldo, nadie lo aceptaría. Tampoco vale decir, como ha hecho la Junta, que si se reivindica no van a venir inversiones, porque la alternativa es aceptar sin más la rebaja que pretende FEMCA. Entre la guerrilla urbana de 40 ´0 50 salvajes  y los desalmados de FEMCA debería alguien poner un poco de sentido común. Los que forman la tremolina por las mañanas le dedican las tardes a la siesta y a Sálvame, prueba evidente de que la clase obrera ya no existe, pero eso es otro tema.

Fernando Santiago

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