Con la Venia

Artículo en el Diario: A ninguna parte, a ningún buzón. Por Fernando Santiago

A NINGUNA PARTE, A NINGÚN BUZÓN

Aquellos que nacimos a finales de los 50 o durante los 60 formamos una generación que ahora llaman del “baby boom” porque la prosperidad económica trajo a España muchos niños que ahora, de manera un tanto despectiva, nos llaman “boomers”. Resulta que después de trabajar 40 años, de haber participado en traer a España la democracia, una Constitución, la entrada en la Unión Europea y la modernización, somos responsables del riesgo de que el sistema de pensiones colapse. Dicen que somos muchos y que vivimos mucho , lo que fue maravilloso para poder pagar las pensiones de nuestros padres resulta un problema que ningún gobierno quiere afrontar. Ahora que somos puretas se nos mueren nuestros amigos y nuestros referentes, se retiran aquellos que significaron santo y seña de nuestra juventud: se mueren escritores, se jubilan cantantes, cada mes tenemos que ir al tanatorio a llorar la muerte de alguien. Por si fuera poco Joan Manuel Serrat anuncia su retirada de los escenarios. Aquel que compuso la banda sonora de nuestra generación junto con otros músicos que forjaron nuestras vidas: Sabina, Aute, Víctor Manuel, Ana Belén, Miguel Ríos, cantaban al amor y a la libertad, podían componer una canción a pequeñas cosas y a grandes amores, lo mismo a la crisis de creatividad cuando no se le ocurre nada que una melancolía al amor perdido, a la novia que fue. Íbamos a aquellos conciertos, primero en los colegios mayores, luego en festivales al aire libre, después en pequeños pubs llenos de humo con olor a chocolate. Llegó la industria , comenzaron las grandes giras El Gusto es Nuestro, Dos Pájaros de un Tiro. Uno que ni siquiera peina canas porque no le pilló la época de Svensson o de Turquía, aprendió a querer a Machado o a Miguel Hernández con las canciones de Serrat, al catalán con “Canço de matinada” o “Paraulas de amor”. En tiempo de nostalgia se me viene a la memoria aquel 3 de agosto de 1975 en un banco del Paseo Santa Bárbara, no tenía dinero para pagar la entrada al Cortijo de Los Rosales donde Martín de Mora había contratado a aquel chaval que quiso cantar en catalán un festival de Eurovisión. No había otra forma de poder escuchar las canciones con permiso del levante . Allí nos juntamos un chaval solitario que pasaba el verano en Cádiz y cinco chicas con tal pasión por las canciones de Serrat que todavía hoy se emocionan al escuchar su música. Desde entonces he tenido la suerte de escuchar a Serrat en el Teatro Pemán, hoy llamado de Verano, en San Fernando, en Algeciras, en Jerez o en Sevilla. Somos el tiempo que nos queda, dijo Caballero Bonald, disfrutemos de su última gira y de los recuerdos de cuando éramos jóvenes e inocentes.

Fernando Santiago

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