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El alma de la máquina

  • Masamune Shirow es el autor del inspirador manga 'Ghost in the shell'. El japonés plantea un 'thriller' futurista en el que se confunden los límites entre lo natural y lo artificial

La protagonista de 'Ghost in The Shell'.

La protagonista de 'Ghost in The Shell'.

El 31 de marzo de 2017 se estrenó en los cines The Ghost in the Shell, una película estadounidense de ciencia ficción, dirigida por Rupert Sanders y protagonizada por Scarlett Johansson. Esta película está basada en el manga japonés homónimo de Masamune Shirow publicado entre 1989 y 1990.

La comandante Motoko Kusanagi está al cargo de las operaciones encubiertas de la Sección Policial de Seguridad Pública, la Sección 9, especializada en crímenes tecnológicos. Ambientado en un entorno cyberpunk, en el año 2029, este cómic japonés revela que la propia Kusanagi es un ciborg que investiga grandes corporaciones y magnates corruptos. Un prototipo capaz de realizar hazañas increíbles, una mujer cuya única parte humana es el cerebro y la médula espinal. Kusanagi y su equipo se enfrentan tanto a peligros externos como a conflictos internos acerca de su propia naturaleza, debido a que son más máquinas que seres humanos.

La trama principal de este manga es la persecución de un criminal de medios electrónicos, conocido como El Titiritero, pero cuya identidad se desconoce, que ha cometido varios delitos con un único modo de operaciones: hackear las mentes de los seres humanos. El Titiritero ha conseguido incluso tener conciencia propia, partiendo de un simple programa volcado en la red. Este enemigo en la sombra es capaz de tomar el control de máquinas y seres, de hackear cualquier sistema y meter virus informáticos en los mismos cerebros de los seres artificiales.

The Ghost in the Shell es un thriller futurista, pero su autor, Masamune Shirow, nos plantea un futuro que, visto a día de hoy, no parece tan descabellado. Desigualdades sociales extremas, avances cibernéticos punteros, tramas políticas urdiéndose a espaldas de la sociedad, que parece anestesiada y desorientada…

Más allá de la trama, lo impactante es el marco temporal y geopolítico de The Ghost in the Shell, que nos muestra un mundo en paz, pero desgastado por las guerras, donde la población malvive en su mayoría hacinados en superpobladas ciudades y la minoría goza de privilegios que el avance tecnológico ha impuesto. La Sección 9 toma el protagonismo para que, a través de sus vivencias, podamos entender este futuro. Además de para fabricar robots dedicados en su mayoría al trabajo duro o la seguridad, la tecnología ha llegado a imitar el cuerpo humano y sus funciones de manera tan exacta que se vuelve difícil distinguir lo humano de lo artificial… incluso los seres artificiales pueden dudar de si alguna parte vital suya es en realidad orgánica.

Esta duda existencial sobrevuela constantemente a la protagonista de esta historia. Motoko no encaja en el mundo y no termina de descubrir por qué. Los seres artificiales han llegado a ese punto de perfección en el que desarrollan este tipo de duda, que es el síntoma del libre albedrío, del alma…, es decir, del Ghost (espíritu) al que hace referencia el título de esta obra.

En cada capítulo, la Sección 9 debe vérselas con un acto criminal que deben solucionar, y de paso, desvelar los motivos ocultos tras el crimen, que normalmente lo relacionan con altas esferas. Los delitos son cometidos, además, a distintos niveles: a la acción violenta física más primaria suele ir siempre unido un ataque hacker, pues no puede ser de otra manera en este mundo dominado por la gran red que puede asaltar ya no sólo las máquinas, sino la mente y el alma de las personas.

En cada página suele haber notas aclaratorias, pero estas son de tanta profundidad que el propio autor nos anima a leer el manga sin hacerles caso, y luego leer las notas en un segundo vistazo. El mundo que ha imaginado Shirow es tan detallado que requiere de toda nuestra compresión para entender hasta donde ha llegado la revolución de los implantes tecnológicos.

Este cómic japonés de 1989 dio lugar a dos secuelas tituladas Ghost in the Shell 1.5: Human-Error processor (1992-1995) y Ghost in the Shell 2: Man/Machine Interface (1991-1997). También se adaptó en seis teleseries de animación y cuatro largometrajes de dibujos animados, que fueron inspiración directa para Matrix, la trilogía de películas de ciencia ficción protagonizada por Keanu Reeves. Salieron además a la luz cuatro videojuegos entre 1997 y 2015.

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