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Regreso a Ciudad Espanto

  • David Rubín rehace y recupera 'Cuaderno de tormentas' sin perder ni un poco de frescura

La nada, el espacio en blanco… Pesadilla de creadores, en este caso particular, escritores y autores de cómic. Así comienza esta historia. Cuando has alcanzado el éxito y ya no sabes que hacer, no logras levantar la mano para ejecutar ese primerizo trazo que dará nacimiento a una nueva historia o eres incapaz de teclear una sola frase, frente a una pantalla de ordenador que te observa, silenciosa.

Conoceremos a El Narrador, el inconsciente guía, cartógrafo de esta urbe maldita, Ciudad Espanto. Un lugar para cuyo acceso hay que pagar un alto precio, ya que si miras hacia atrás, si te arrepientes, sufrirás un severo castigo.

Con su Cuaderno de Tormentas, el protagonista de este viaje se va a ir encontrando con la ciclópea, bizarra, irreal arquitectura del lugar: Las Gargantas del olvido; Los Pilares del Dolor; El Parque Silencio; La Taberna de lo Invisible… son sólo un puñado de todas las localizaciones que visitaremos, nosotros lectores, junto aEl Narrador. Y una a una, compartirá su historia, un secreto contado a voces por los grises habitantes de tan especial urbe. Narraciones la mayoría tristes, de vidas desencajadas, con finales trágicos, que el creador irá registrando en su diario, gozoso por haber encontrado, al fin, temas para su seca inspiración.

Pese a habernos avisado al principio de la historia, unos lazos invisibles nos obligan a seguir el recorrido por las callejuelas de la ciudad, hasta ser testigos de cómo, en medio de tanta oscuridad, puede nacer un latido, el calor humano, la piel, una mirada al principio tímida y, finalmente el deseo.

Pero claro, nada es lo que parece en este intrigante Juego de la Oca, y el pobre hombre que sólo quería contar historias no es consciente de los invisibles hilos que lo van manejando, como una torpe marioneta, hacia su cruel y final destino.

David Rubín recupera y rehace esta obra, publicada hace años, y en estos momentos totalmente descatalogada. Se ha realizado un nuevo tratamiento del color, una nueva rotulación, así como una muy adecuada elección del papel y el formato. Y así nos encontramos con una obra que no ha perdido frescura con el paso de los años, todo lo contrario. En ella, Rubín, más visceral que nunca, se transfigura y mete en la piel de ese Narrador y desnuda su alma, enseñándonos esa búsqueda de la inspiración, de la inalcanzable musa que todos los creadores persiguen.

Y como extras, una serie de ilustraciones que fueron el germen de esta ciudad, así como una historia titulada Los fantasmas del bosque. Todo ello convierte a esta "nueva" versión en una obra más redonda si cabe.

Punto de inflexión en la carrera del autor gallego, que a partir de entonces cogería carrerilla (y nunca mejor dicho) y se posicionaría como uno de los autores españoles de cómic más fértiles y productivos. Si con las dos entregas de El Héroe realizó una genial mezcla de mitología, superhéroes, videojuegos y no sé cuantas más influencias, el resto de su obra desde entonces ha sido un no parar de éxitos. Ya sea en solitario o acompañado por otros guionistas (como en el caso de Beowulf, junto a Santiago García y Gran Hotel Abismo, con Marcos Prior) no se ha conformado con ser uno de los grandes nombres de la Historieta en nuestro país, sino que simultaneando sus trabajos aquí, dio el gran salto mortal hacia otro mercado, el norteamericano pero, a diferencia de otros, sin pasar por el tamiz superheroico, sino que en sus dos primeras incursiones, las celebradas El momento de Aurora West y La caída de la casa West, con guión de J.T. Petty, y enmarcadas dentro del universo creado por un genio como es Paul Pope, ya se dejaba traslucir una búsqueda de otro tipo de cómic, más personal, más de autor, pero sin renunciar a las historia de género.

De esta manera, sin darnos tiempo para respirar casi, su obra se ha ido incrementando, produciendo el interesante "prologo" que supuso "La Ficción", junto al Curt Pires, para Boom Studios (sello para el que también ha realizado innumerables portadas, desde Power Rangers hasta las actuales de la nueva colección dedicada a John Murphy, Robocop).

Mientras, en nuestro país, Astiberri publicaba en formato digital Olimpus, una serie de historias realizadas en el año 2007, que nos devolvían al Rubín más mitológico, auténtica génesis de los que después sería El Héroe.

Y llegó el momento, ese instante en el que el status de un autor que publica en el extranjero cambia. Y ha sido gracias al trabajo conjunto con tres de los mejores guionistas del panorama internacional: Jeff Lemire, Matt Kindt y John Arcudi.

Junto a ellos ha parido maravillas gráficas como su trabajo en la colección Black Hammer, la miniseries Ether(en cuya segunda entrega ya trabaja) y Sherlock Frankenstein o, tomándole el testigo a James Harren, convertirse en el nuevo dibujante de la genial Rumble.

En fin, una carrera frenética, imparable y que, al contrario de lo que le sucede al protagonista de este Cuaderno de Tormentas, totalmente fértil y llena de éxito y reconocimiento.

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