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Spielberg estrena su ‘West Side Story’ para las nuevas generaciones

  • El director propone una versión idéntica en muchos aspectos pero donde se oye más el castellano. La cinta llega a los cines este miércoles

Una imagen de la nueva 'West Side Story'.

Una imagen de la nueva 'West Side Story'. / D. S.

En 1961 West Side Story se llevó 10 Oscars y se convirtió inmediatamente en uno de los musicales mejor valorados de la historia del cine. 50 años después, Steven Spielberg ha decidido hacer una nueva versión, idéntica en muchos aspectos pero más realista y con el español mucho más presente que en la original.

El director consideraba que Hollywood tenía una cuenta pendiente con el musical porque en la versión de Robert Wise y Jerome Robbins apenas había intérpretes puertorriqueños pese a que la historia es el enfrentamiento entre los recién llegados de Puerto Rico y los neoyorquinos. Eso sí lo ha cambiado, tanto que el inglés y el español (sin subtítulos) comparten espacio y peso en la película, excepto en las canciones, ya que se conservan las preciosas partituras originales de Leonard Berstein con letra en inglés de Stephen Sondheim.

Y los protagonistas se ajustan ahora un poco más a los personajes que interpretan. Rachel Zegler (María) es estadounidense pero su madre es de origen colombiano mientras que Natalie Wood, que la interpretó hace 50 años, era de origen ruso. Ariana DeBose (Anita) no mejora a Rita Moreno, que era nacida en Puerto Rico. Ella es sólo de padre puertorriqueño y, por cierto, apunten su nombre para los Oscar: está arrasando en los premios de la crítica especializada, en la categoría de actriz de reparto. David Álvarez (Bernardo), aunque canadiense, es de padres cubanos, mientras que George Chakiris era americano de origen griego.

En la nueva versión hay más espectáculo en los números musicales y mayor tensión narrativa, como es lógico siendo el realizador Spielberg, que sin embargo ha casi calcado la estructura narrativa. Hay apenas unos cambios en los personajes: el rol que desempeñaba Doc, el dueño del bar que hace 50 años daba cobijo a las dos bandas, pasa a ocuparlo su viuda, Valentina, en la versión de Spielberg. Un cambio para introducir un personaje que sirve como homenaje y enlace con la película protagonizada por Natalie Wood y Richard Beymer, cuyo Tony tiene ahora el rostro (y la preciosa voz) de Ansel Elgort, si bien como actor resulta más inexpresivo. Y es que en este nuevo filme, Valentina es Rita Moreno, la actriz de origen puertorriqueño que en 1961 daba vida a Anita, la novia de Bernardo. 

Gustavo Dudamel ha grabado la música, con nuevos arreglos que potencian lo latino

Las voces son otro de los cambios introducidos por Spielberg. Hace medio siglo hubo una cierta polémica y un malestar por parte de Natalie Wood, que llegó a grabar las canciones, pero finalmente todos los temas fueron interpretados por cantantes profesionales, los suyos y los del resto de personajes. En la cinta que llega este miércoles a los cines, la música tiene aún más protagonismo que en la primera versión. Ha sido grabada bajo la dirección de Gustavo Dudamel, con nuevos arreglos para potenciar su lado más latino, y son los actores los que cantan.

Otra variación notable es la mayor crítica social del remake, y aunque las mujeres tienen algo más de peso en la historia, hay diálogos en los que queda mucho más claro el racismo presente en el Nueva York de los años 50 y la pobreza que asolaba un barrio que después se convertiría en la meca del lujo, la película se queda un poco en la superficie en lo que a conciencia se refiere. Las partes del diálogo –muchas más que en la película de 1961 en la que prácticamente se saltaba de una canción a otra– sirven además para desarrollar un poco más a los personajes y las relaciones entre ellos, que en la primera apenas estaba esbozado.

Pero, como señaló Spielberg: “Sencillamente, hemos vuelto a rodar la película para una nueva generación”. Lo que queda por ver es si las nuevas generaciones saldrán de las salas de Spider-Man: No Way Home para entrar a ver un musical excesivamente clásico.  En Estados Unidos, la cinta de Spielberg ha debutado muy por debajo de las expectativas al recaudar únicamente 10,5 millones de dólares (9,3 millones de euros).

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