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La política de la casa

  • Gracias al DVD recuperamos 'La danza', primer y magnífico documental de Frederick Wiseman que se estrena en España

La Danza. El Ballet de la Ópera de París. Frederick Wiseman. Karma Films - DVD - 158 min. - 15 euros

Sólo la rapidez con que aparecen hoy los títulos en DVD nos redime del páramo cinéfilo en el que se ha convertido la ciudad, incapaz de seguirle el paso a los estrenos más interesantes y singulares de la cartelera nacional. Recuperamos así el estupendo documental La danza - El Ballet de la Ópera de París (2009), de Frederick Wiseman, sorprendentemente el primero de los suyos, y son ya cerca de 40, que se estrenado comercialmente en las salas españolas.

Frederick Wiseman (Boston, 1935) es uno de los grandes cineastas norteamericanos en activo. Junto a Richard Leacock, Don A. Pennebaker o los hermanos Maysles, Wiseman llevó un poco más allá la inmediatez del cine directo que entroncaba con la modernidad desde el ámbito documental desafiando su normatividad canónica y apostando por una estética de la observación y la no intervención, gracias a un elaborado proceso de organización y construcción del material a través del montaje en una forma dramático-crítica (reality-fiction lo han llamado algunos) que busca desvelar sus dinámicas internas y su esencia más profunda.

Desde los años 60, la cámara y el micrófono de Wiseman se han adentrado en numerosas instituciones y comunidades en un proyecto global que aspira a elaborar una posible historia natural de los Estados Unidos: centros de enseñanza (High School) o de beneficencia (Welfare), cárceles para enfermos psiquiátricos (Titicut follies), juzgados (Juvenil Court), hospitales (The hospital), centros comerciales (The Store), empresas (Meat) y demás microsociedades bajo cuya superficie se descubren y analizan las dinámicas del poder a través de espacios, relaciones, jerarquías y estructuras que funcionan como encarnaciones del sistema social norteamericano, con todas sus virtudes y defectos.

Lejos de su país, pero no de esa voluntad de seguir auscultando el funcionamiento de una sacrosanta institución de prestigio cultural, La danza prolonga el trabajo realizado en La Comédie Française (1996)para adentrarse ahora en el Ballet de la Ópera de París y desentrañar su estructura, su plan de trabajo diario, el funcionamiento de sus diferentes estratos y estamentos, de los patrocinadores a los empleados de la limpieza, de los meticulosos profesores a los esforzados y disciplinados bailarines, de los gestores (con especial protagonismo de su directora artística, la todopoderosa Brigitte Lefevre) a los técnicos.

Wiseman filma los ensayos en las salas del Palacio Garnier, observados con una distancia exquisita y un respeto absoluto por los bailarines y el espacio de trabajo que hace palidecer a propuestas recientes supuestamente realistas como Cisne negro, pero también se adentra en las reuniones y conversaciones entre los directivos y trabajadores de la compañía, unos pendientes de preservar la impoluta imagen de marca de la casa, otros reivindicando sus derechos laborales o negociando las condiciones de su jubilación, y, finalmente, en el imponente eco del propio edificio, sus pasillos, escaleras, sótanos, vestuarios y rincones, y el de una ciudad que respira su historia centenaria como si de un personaje orgánico se tratara.

Trabajo, disciplina y perfeccionismo son los ejes sobre los que se cimenta el prestigio de esta institución y son también los tres pilares sobre los que se articula la estructura del filme, cuya mirada busca a la postre revelar una manera de hacer las cosas, la "ideología de una política cultural", en palabras de Jaime Pena, que parece querer resistir al paso del tiempo, a los cambios sociales y culturales del exterior, como única garantía de supervivencia en el mundo de la cultura de élite.

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