'The Guilty' | Crítica

El mejor 'thriller' del año

Jakob Cedergren, en 'The Guilty'.

Jakob Cedergren, en 'The Guilty'.

Un guión excepcionalmente inteligente, denso y concentrado. Un policía temporalmente relegado a atender el teléfono de emergencias en el turno de noche recibe la llamada de una mujer aterrada que ha sido secuestrada por su marido y teme por su vida y la de sus hijos. Sin abandonar su puesto tendrá que poner en marcha el rescate. Un hombre, un teléfono, una habitación en la noche. No hay más.

Tal vez siguiendo las huellas de Locke -un hombre hablando a través del teléfono mientras viaja de Birmingham a Londres- el magnífico guión de los daneses Emil Nygaard Albersten y Gustav Möller logra vencer el claustrofóbico desafío al que se enfrenta -que la mayor parte de la película descanse sobre un escenario y un personaje fotografiado en primer plano- logrando una tensión que no sólo no decae, sino que progresa y crece a lo largo de toda la película, añadiendo con sutileza e inteligencia información sobre el protagonista cuyos temores y secretos se van desvelando discretamente creando una paralela línea de tensión.

Y aun se supera otro desafío, incluso más difícil: dar salida coherente y creíble a una apuesta argumental de riesgo. Como bien saben los autores de novelas policíacas plantear una trama compleja y original es relativamente fácil; lo difícil es saber conducirla con lógica y cerrarla con coherencia. Albersten y Möller lo logran.

La dirección del debutante Gustav Möller hace justicia al guión que coescribe. Inteligente, densa, tensa, sin alardes innecesarios (bastante alarde ya es su elección narrativa) y con una extrema -nórdica, diría yo- sobriedad el director nos atrapa desde el inicio y ya no nos deja despegar los ojos de la pantalla ni la atención de lo que sucede fuera de ella, sin que podamos escapar de la espiral de incertidumbre, tensión y miedo que convierte una película que podría parecer de alto riesgo de cara al espectador medio en un absorbente entretenimiento repleto de buen cine e inteligencia.

Clave es la magnífica interpretación de Jakob Cedergren, un recital tan poderoso y contenido como la propia película. ¿Una cinta danesa con casi un único escenario y un único personaje? Sí. No se la pierdan. Esto no es alta cocina para cinéfilos sino alto cine para el gran público que no haya perdido la esperanza de que le entretengan y tensionen con inteligencia.

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