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Crítica 'La mujer de negro 2: El ángel de la muerte'

El fantasma y los huerfanitos

La mujer de negro 2: El ángel de la muerte. Terror, Reino Unido, 2014, 95 min. Dirección: Tom Harper. Guión: Jon Croker. Fotografía: George Steel. Música: Marco Beltrami. Intérpretes: Helen McCrory, Jeremy Irvine, Phoebe Fox, Oaklee Pendergast. 

Con lo que se han ahorrado en el caché de Daniel Harry Potter Radcliffe, los productores (una renovada Hammer) de esta segunda entrega de La mujer de negro se han permitido un prólogo de realismo-digital para mostrar el Londres de 1941 destruido por las bombas nazis a espectacular vista de pájaro.

Semejante paisaje de la desolación sirve de anticipo y contexto para volver al destartalado y viejo caserón gótico en mitad de una isla que protagonizara aquella primera película, ahora con el pretexto argumental de refugiar en él a un puñado de niños huérfanos (de guerra) y a las dos institutrices que habrán de hacerse cargo de ellos.

No tardarán en aparecer las brumas, las muñecas de mirada inquietante, las hamacas que se balancean solas y la sombra siniestra y ruidosa de la consabida "mujer de negro", en la enésima variante de la casa encantada que perpetúa su insaciable voracidad paranormal de generación en generación, de inquilino en inquilino.

Los guionistas de esta segunda parte apenas se han currado un poco la vieja metáfora de la guerra y la orfandad, pero siguen apegados a los recursos básicos y la iconografía de ese terror gótico con ilustres (Suspense) y no tan ilustres (El orfanato) precedentes. Lo mismo puede decirse del nuevo director, Tom Harper, que parece haber rebajado el nivel de exigencia atmosférica de su predecesora para repetir unos mismos recursos y efectos-susto o, en el peor de los casos, dotar al asunto de una ligera cualidad televisiva, especialmente en los insustanciales interludios dramáticos.

Nada demasiado nuevo ni original bajo la espesa niebla y los aromas del costume drama, si acaso una cierta e inofensiva nostalgia por el género en su versión más clásica, ortodoxa y artesanal.

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