Crítica 'Fast and Furious 5'

De coches y cuerpos tuneados

Fast and Furious 5. EEUU, acción, 2011, 130 min. Director: Justin Lin. Intérpretes: Vin Diesel, Dwayne Johnson.

Que esta película, quinta entrega de la franquicia, esté arrasando en las taquillas quiere decir que el público mayoritario está arrasado, mtveizado, playstationado, devastado por la barbarie audiovisual; y sin casco, cinturón de seguridad o airbag educativo que lo proteja. La glorificación del tuneo de los coches y los cuerpos, la velocidad y las carreras ilegales se unen a una débil trama de golpe perfecto ambientada en Río de Janeiro (porque esta es una serie viajera que ya ha pasado por Los Angeles, Miami y Tokyo). Dirige la cosa, una vez más, el taiwanés americanizado -aunque más bien habría que hablar de un taiwanizador del cine americano- Justin Lin, a quien su éxito en esta serie ha propulsado a la dirección del próximo Terminator que supondrá el regreso de Schwarzenegger. Hay que temerse lo peor. 670.000 espectadores vieron esta cosa el pasado fin de semana, el mismo en el que Sálvame De Luxe y DEC congregaron 2.831.000 espectadores ante las pantallas y la comparecencia de Jorge Javier Vázquez logró que La noria atrajera a dos millones de espectadores. Así están las cosas. Este es el veredicto de la democracia audiovisual.

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