Cine

Pozos de ambición

Rango. Animación-western, EEUU, 2011, 92 min. Dirección: Gore Verbinsky. Guión: John Logan. Música: Hans Zimmer. Con las voces originales de: Johnny Depp, Isla Ficher, Alfred Molina, Bill Nighty, Harry Dean Stanton, Ray Winstone.

Supongo que muchos de los padres que acompañaban ayer a sus hijos a ver Rango se quedaron tan perplejos como un servidor al comprobar que, en efecto, esto de la animación digital ha dejado de ser ya mera cosa de niños. Los primeros quince minutos de esta nueva producción de Dreamworks realizada por los genios del diseño informático de la Industrial Light & Magic bajo el mando de Gore Verbinsky, director de la saga Piratas del Caribe, nos sitúan ante un paisaje de abstracción dramática que bien pudiera haber salido del cruce entre Samuel Beckett y Andy Warhol, a saber, un espacio donde nuestro dramatis persona, el camaleón verdoso con la voz (en la versión original) de Johnny Depp, se pregunta sobre su ser o no ser en el seno de un relato y una aventura que todavía está por empezar. Si además, en mitad de esa autopista del desierto de Mojave se cruza en su camino un descapotable conducido por Hunter S. Thompson, padre del periodismo gonzo y adalid de los viajes alucinados (Miedo y asco y en Las Vegas), estarán conmigo en que la cosa aquí va en serio.

Más allá de estos pequeños detalles, Rango aglutina y revisa con la habitual efectividad del pastiche paródico posmoderno algunos lugares comunes y tics visuales del spaghetti-western y los dibujos animados de la Warner protagonizados por una peculiar fauna reptil y roedora antropomorfizada en un microclima seco y horizontal narrado por un coro de lechuzas mariachis y plagado de citas cinéfilas para iniciados.

En cualquier caso, y para nuestro deleite visual, Rango culmina hasta la fecha el prodigioso camino hacia el hiperrealismo fotográfico emprendido por la animación digital. Nunca antes habíamos visto semejante perfeccionismo, profundidad y sofisticación en un trabajo capaz de conferir auténtica apariencia fotográfica (en luces, texturas, ambientes, colores, densidades, etcétera) a un universo salido literalmente del disco duro de un ordenador. Simplemente deslumbrante.

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