Crítica 'Orgullo+Prejuicios+Zombis'

Estupidez retroactiva

Orgullo + prejuicio + zombies. Comedia de terror, EEUU, 2016, 108 min. Dirección: Burr Steers. Guión: Burr Steers (Novelas: Jane Austen, Seth Grahame-Smith). Intérpretes: Lily James, Sam Riley, Bella Heathcote, Douglas Booth, Jack Huston, Charles Dance, Lena Headey.

Los tiempos tontos y groseros no se conforman con serlo, aspiran a entontecer y vulgarizar también el pasado. Como si no toleraran que existiera algo que se pueda escapar a una universal pretensión de estulticia y zafiedad. Es el caso del escritor (¿?) y guionista Seth Grahame-Smith, autor de la serie The Hard Times of R J Berger -naturalmente para MTV- y de las novelas Abraham Lincoln cazador de vampiros y Orgullo y prejuicio y zombies. Lógicamente el cine se abalanzó sobre estas criaturas. La primera fue producida por Tim Burton (para quien Grahame-Smith escribió el guión de Dark Shadows) y dirigida por Timur Bekmambetov (el que ha perpetrado el remake de Ben-Hur cuyo tráiler anuncia pocas cosas buenas). La segunda, que es la que hoy nos ocupa, ha sido escrita y dirigida por Burr Steers, realizador de series de televisión que ha perpetrado los largometrajes 17 otra vez y Siempre a mi lado.

¿El argumento? No tengo fuerzas para resumirlo. Me remito a las sinopsis publicadas: "Una plaga de zombies se ha propagado en la Inglaterra del siglo XIX. Bennet y sus hermanas, que han sido entrenadas por su padre en las artes marciales, se disponen a combatir contra los ejércitos de los muertos-vivientes. Dejando a un lado los prejuicios personales y sociales, Elizabeth y Mr. Darcy deben unirse en el sangriento campo de batalla para librar al país de la amenaza zombi y descubrir el verdadero amor que sienten el uno por el otro". Ahí lo tienen. Tras esto, ¿qué quieren que les diga? Los comunistas se distinguieron por aplicar la Ley Ex Post Facto que criminalizaba ideas o actos que no estaban criminalizados en el momento en que se difundieron o realizaron, estableciendo una culpabilidad retroactiva. Esta película, como muchos otros productos de la era tonta, establece la estupidez retroactiva.

Anoto una mala conciencia poscolonial (la plaga de los zombies ávidos de devorar cerebros procede de las colonias), valoro una correcta reconstrucción de época y admito que entretenga y divierta a quienes se someten a una estricta dieta de cómics, películas gore, series televisivas y best sellers de terror barato (con pretensiones de no serlo, que hasta en la cultura basura hay distinción). ¿Lo peor? Añadir a los suplicios que la película infringe el que las chicas luchen con modos de ninjas. Por si no teníamos bastante con los zombies se añaden las artes marciales con piruetas en cámara lenta incluidas. ¿Lo mejor? Los títulos de crédito que llevan la impronta de la siempre inteligente y creativa empresa de posproducción The Mill.

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