"Si sigue la cosa así, prefiero probar suerte en otras ciudades", decía una joven desempleada ante el imparable aumento del paro en Chiclana. Lo peor es que la crisis no sólo afecta a la localidad, sino que es un mal generalizado en España. El planteamiento de buscarse la vida en otras provincias, e incluso en el extranjero, no es nuevo desde que la crisis ha comenzado a azotar de manera brutal al tejido económico de la ciudad, sobre todo en los sectores de la construcción y servicios. Este último ha experimentado una importante subida de parados durante el pasado mes de octubre, una vez que ha finalizado la temporada veraniega y, con ello, la afluencia de turistas.

Actualmente, Chiclana cuenta con 10.618 parados tras hacerse público los últimos datos del paro del mes de octubre. En el pasado mes de septiembre había 10.113. Los números de desempleados crecen, si bien cabe anotar que los pasados meses de mayo, junio y julio descendió el desempleo gracias a la campaña turística.

Pero, todo apunta a que en los próximos meses siga subiendo el paro y, con ello, el número de jóvenes sin empleo. Las estadísticas de parados menores de 25 años demuestran las escasas oportunidades laborales de la que dispone la juventud chiclanera.

En este sentido, ya son 1.194 los jóvenes con menos de 25 años los que están registrados en las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) de Chiclana. En porcentajes, el 11,24 por ciento de los desempleados.

Son los varones jóvenes los más afectados por la escasez de trabajo. En total, 732 chiclaneros menor de 25 años no encuentra un empleo. Frente a esta cifra se sitúan las mujeres en ese abanico de edad: 462 féminas paradas.

Cabe destacar que en este paquete de parados no se incluyen a los denominados Sin Empleo Anterior (SEA), donde hay registrados 2.320 desempleados. En este segmento se hallan personas de todas las edades, pero sobre todo estudiantes y universitarios. Ante este triste panorama laboral, un buen número de jóvenes chiclaneros ya han expresado su firme intención de abandonar su ciudad con el objeto de encontrar un trabajo. Aunque las perspectivas tampoco son halagüeñas en el resto de la provincia ni siquiera en Andalucía, la juventud se plantea seriamente residir lejos de su población, ya que a muchos de ellos no le retiene la carga familiar o afrontar el pago de la hipoteca de una vivienda.

La caída en picado del sector de la construcción y los vaivenes del sector servicios dejan literalmente tirados a jóvenes y no tan jóvenes. Además, la ruptura de la estacionalidad para atraer turistas tampoco funciona. Estas circunstancias y la idea generalizada de que a corto plazo no habrá soluciones en el plano laboral, fuerza a que muchos chiclaneros se tengan que marchar de su tierra.