Celebraciones en la playa y en el centro

Chiclana acude a su cita con la fiesta de la Virgen del Carmen

  • El buen tiempo permite el lucimiento de la procesión marinera por aguas de Sancti Petri y La Barrosa

  • Un numeroso público acompaña a la Virgen también por las calles de Chiclana 

Momento de la salida del paso de la Virgen desde la Iglesia de San Sebastián.

Momento de la salida del paso de la Virgen desde la Iglesia de San Sebastián. / Sonia Ramos (CHICLANA DE LA FRONTERA)

La patrona de los marineros volvió a ser en la jornada de ayer protagonista de una festividad que sigue contando en la ciudad con gran arraigo, una devoción que se vio reflejada en el numeroso público que acompañó a la imagen de la Virgen del Carmen tanto a lo largo de su recorrido por la costa chiclanera a bordo de una embarcación como por el itinerario que completó por la zona de La Banda y en el centro de la ciudad.

De esta forma, cientos de personas se agolpaban ayer en una tórrida tarde de mediados de julio. No hacía calor y soplaba una brisa marinera perfecta para la ocasión. Era 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, y todo estaba preparado para que Chiclana despidiera, por un corto espacio de tiempo, a la Virgen del Carmen Atunera en su cita anual con el mar. Durante dos horas, la imagen iba a surcar la costa chiclanera para deleite de los marineros, pescadores, devotos y turistas decididos a acompañar a la patrona del mar en su procesión marítima que se repite cada año.

Esta vez no hubo impedimento. Ni el viento de Levante, ni el fuerte oleaje hicieron acto de presencia. El poblado fue una fiesta con decenas de embarcaciones a ambos lados de la nave principal. Allí, resplandeciente en la proa, la Virgen del Carmen paseaba por sus aguas a una milla de distancia de la orilla de La Barrosa.

La imagen de la Virgen es portada por miembros de la hermandad a su regreso de la travesía. La imagen de la Virgen es portada por miembros de la hermandad a su regreso de la travesía.

La imagen de la Virgen es portada por miembros de la hermandad a su regreso de la travesía. / Sonia Ramos (CHICLANA DE LA FRONTERA)

Poco antes, hasta las olas parecían saludar a su patrona comenzando a azotar con suavidad a babor y a estribor la embarcación principal a la altura del Castillo de Sancti Petri. El colorido ambiente, con pequeñas embarcaciones y numerosas motos de agua, favorecía para percatarse verdaderamente de lo especial de la ocasión. Además, las palmas, los saludos entre amigos y familiares que se encontraban en diferentes barcas y las cámaras de los teléfonos móviles echaban humo inmortalizando un momento único y muy especial para pequeños y mayores.

Numerosas embarcaciones acompañaron a la Virgen en su travesía por aguas del litoral chiclanero

Los más puristas, sin embargo, optaban por otear el horizonte y no perder de vista a su patrona, que variaba su distancia con el resto del grupo hasta el punto de llegar casi a rozarse con alguna embarcación al final del trayecto de ida, que alcanzó la zona de los hoteles pasada la tercera pista de La Barrosa. No faltaron, como no podía ser de otro modo, gritos que erizaban la piel. "¡Viva la Virgen del Carmen! ¡Viva la Virgen Atunera!", cantaban los pasajeros de una travesía puramente chiclanera.

Estos cánticos religiosos se repitieron a la llegada al muelle del poblado, donde seguían aguardando cientos de personas. Todas ellas guardaban un respetuoso silencio de admiración cuando la 'Carmen Atunera' tocó tierra. Bañada por los rayos de sol del atardecer, los aplausos no tardaron en hacer acto de presencia. Eran las 19:20 horas, más de dos horas después de su salida, cuando la patrona del mar fue llevada a hombros por sus fieles en una procesión que acompañaron cientos de personas hasta la capilla del poblado. Tras la misa, y para culminar las celebraciones, muchos devotos homenajearon a su Virgen con una pequeña verbena.

Tras estas típicas estampas chiclaneras, la devoción y el ambiente se trasladaron a la ciudad, donde, en torno a las ocho y media de la tarde, se abrían las puertas del primer templo de La Banda, la Iglesia de San Sebastián, para permitir a la patrona de este barrio el reencuentro con sus feligreses y vecinos.Antecedida por un cuidado cortejo que este año estrenaba los ropajes del cuerpo de acólitos, el paso de Nuestra Señora del Carmen volvía a procesionar por las calles de su barrio y por el centro de la ciudad dirigido por el capataz jerezano Ezequiel Simancas, quien mandaba una cuadrilla de costaleros de la propia corporación carmelita de Chiclana.

Ante el paso, representantes municipales y religiosos, entre los que se encontraban diferentes miembros de la corporación municipal.

Y a los sones musicales, la Banda Municipal volvía a acompañar a la Virgen carmelita por su recorrido, un itinerario que en esta ocasión volvió a lucir de forma especial favorecido por el buen tiempo y la práctica ausencia total de viento.

Y como suele ser habitual cada 16 de julio, especialmente emotivas fueron las imágenes que el cortejo y el paso de la Virgen dejó tras de sí ante el convento de las Hermanas de la Cruz, congregación estrechamente vinculada a la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen.

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