Urbanismo Barreras arquitectónicas

La compleja 'aventura' de recorrer la ciudad a diario

  • Pese a los importantes avances que en materia de movilidad se han producido en los últimos años, aún queda mucho camino por recorrer en la eliminación de barreras

Si bien es cierto que en los últimos lustros se ha realizado un notable esfuerzo por parte de administraciones, instituciones y colectivos sociales y económicos por acometer la eliminación de barreras arquitectónicas en calles, edificios y otros lugares públicos y privados, no lo es menos que, en ciudades como Chiclana, aún queda un largo camino por recorrer para que este objetivo se haga realidad.

Y para ser testigo directo de las dificultades que a diario deben afrontar las personas con movilidad reducida, los que circulan con vehículos adaptados o aquellos que, por ejemplo, transportan a sus hijos en carritos de bebés, basta hacer un recorrido a pie por algunas de las muchas calles, céntricas y de la periferia, en las que es fácil comprobar la imposibilidad de acceder a determinadas zonas o de circular por otras muchas.

Tal es el caso, por ejemplo, de calles tan céntricas y transitadas como Fierro, una de las arterias principales del casco histórico y que, para este tipo de ciudadanos, se convierte en una 'aventura' difícil de sortear. Aceras estrechas continuamente ocupadas por cierros y balcones, bolardos que reducen aún más el espacio destinado a los peatones y desniveles pronunciados son algunos de los obstáculos que presenta esta vía.

Otro ejemplo los encontramos en vías como la calle Cádiz, a la trasera del Mercado de Abastos, por cuya acera resulta prácticamente imposible transitar, incluso para peatones sin ningún tipo de discapacidad o carga, por sus reducidas dimensiones.

Postes de la luz en mitad del acerado, como es el caso de las calles San Antonio o Bailén, ascensores que a menudo se encuentran fuera de servicio, como sucede habitualmente en los elevadores que permiten el paso entre El Lugar y La Banda tanto en el Puente Chico como en la Gran Plaza, o pasos de peatones con grandes bordillos en sus extremos son algunas de las muchas asignaturas pendientes que, en materia de eliminación de barreras arquitectónicas, habría que acometer con la mayor urgencia para, al menos, facilitar en la medida de lo posible la movilidad a aquellos que ya de por sí no lo tienen fácil.

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