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Chiclana

El comercio asiático extiende su influencia a las grandes superficies

  • En los últimos meses numerosos establecimientos han abierto sus puertas en distintas zonas industriales y comerciales de la localidad · Adeco reclama mecanismos de control para impedir la "competencia desleal"

A lo largo de esta década los diferentes organismos económicos internacionales pronostican que la República Popular China se convertirá en la primera potencia económica mundial, un empuje que, desde hace años, se viene visualizando con la comercialización en un gran número de países de un sinfín de productos de origen asiático y, desde la década de los noventa, con la apertura de diferentes establecimientos.

Un fenómeno, el referido, al que no ha sido ajena la localidad, que, desde que a finales de los ochenta asistiera a la apertura del primer restaurante de comida china, ha visto como, poco a poco, en sus calles se han ido instalando comercios chinos en los que se oferta un gran número de productos a precios bajos o muy bajos.

A diferencia de lo sucedido con quienes fueron los pioneros del 'todo a cien' en la localidad y en otras muchas ciudades (los comerciantes de origen marroquí), los inversores asiáticos han ido 'colonizando' el centro de la ciudad y sus barriadas en proporción, casi idéntica, a la que otros establecimientos de 'origen' local cerraban las suyas por los efectos y la falta de créditos auspiciada por la crisis.

Una expansión que ha ido a más tanto en variedad de productos como en el modelo de establecimientos.

Así, si a la oferta inicial de productos de cocina, limpieza y decoración se han unido artículos de vestir, calzado, etcétera; los pequeños establecimientos de estrechos pasillos plagados de género han dado paso en los últimos meses a grandes superficies que, incluso, cuenta con zonas de aparcamiento para facilitar la compra de sus potenciales clientes.

Los polígonos de Urbisur y la Hoya, la plaza del Santo Cristo y las céntricas Alameda Solano y Avenida de los Reyes Católicos son ejemplos claros de esa nueva oleada del comercio chino. Superficies que llegan a los dos mil metros cuadrados y que, de la mano de la crisis, están obteniendo una muy buena respuesta de los chiclaneros.

No obstante, el comercio local observa este fenómeno con cierto recelo y desconfianza, ya que, según señala la presidenta de la Asociación de Comerciantes (Adeco), Pepi Benítez, "creo que estamos siendo objeto de una competencia desleal que no puede afrontar el comercio local".

"Como ya hemos denunciado en otras ocasiones, todos sabemos de establecimientos chinos que no respetan los horarios comerciales y del escaso control que, en comparación al comercio local, se hace de sus productos y de las licencias que obtienen para vender una serie de artículos y luego venden de todo".

Además, "creo que, a diferencia de lo que ocurre con el comercio local, estos establecimientos revierten poco en la economía y empleo local, además de no asociarse para poner en marcha actividades de índole diferente en beneficio de la ciudad".

"Todos tenemos derecho a abrir las puertas de un establecimiento en la ciudad", concluyó la presidenta de Adeco, "pero se debe hacer en relación a una igualdad de condiciones y exigencias que consideramos que aquí, como en otras tantas ciudades, no se dan y que vienen a perjudicar al comercio local".

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