Chiclana

El Banco de alimentos extiende sus recursos a más de doscientas familias

  • Pese a que la demanda parece haberse estabilizado en las últimas semanas, esta ONG ha detectado un auge significativo de demandantes de ayuda en el colectivo de mujeres separadas y con hijos

A la espera de conocer los datos sobre desempleo del mes de abril, la localidad sigue soportando unos niveles de paro continuado que hace que muchas familias sigan dependiendo de ONG como el Banco de Alimentos para cubrir sus necesidades alimenticias básicas.

Una asistencia que, según los últimos datos aportados por la coordinadora Nueva Luz, responsable del Banco de Alimentos en la localidad, cubre las necesidades de unas doscientas familias. Número, el referido, que es fruto del incremento que se ha venido registrando desde que aflorara la crisis y que en las últimas semanas parece que se ha estabilizado "a consecuencia", señala el colectivo, "de los trabajos que, aunque temporales, están generándose debido a la proximidad de la temporada turística".

Emigranres, drogodependientes, exreclusos, parados de larga duración sin prestación económica o con ayudas de 426 euros conforman el grueso de un colectivo de demandantes en el que, según los datos aportados por Nueva Luz, ha cobrado un protagonismo especial en los últimos meses las mujeres separadas y con hijos. "Un hecho", aclara, "que se justifica en que cada día estas mujeres tienen más problemas para poder cobrar la pensión alimenticia de sus exmaridos".

No obstante, el perfil tipo dominante de las familias que reciben en estos momentos dichas ayudas alimenticias responde a una pareja de mediana edad con 2 ó 3 hijos y con una prestación económica, aunque no en todos los casos, que no supera los 426 euros.

"Es un hecho que, a raíz de la falta de trabajo que viene padeciendo una gran parte de la población, las familias con hijos son las que están pasando mayores apuros, ya que, además de tener que dedicar mayores recursos para la alimentación, en la mayoría de los casos deben afrontar el pago de las hipotecas y de los distintos recibos de luz, agua, etcétera".

"Así las cosas, estamos obligados a ser lo más escrupulosos y selectivos posible con la ayuda que entregamos a las familias, ya que los recursos alimenticios de los que disponemos no son todo lo amplio que desearíamos", reconoce Antonio Peña, máximo representante de la coordinadora Nueva Luz.

Según señala dicho colectivo, "aunque hay una gran parte de la población que, voluntaria o involuntariamente, ha tenido que asumir y reconocer su situación y, en consecuencia, acudir a nosotros y a otras ONG para reclamar ayuda; es un hecho que hay un número importante de familias a las que, pese a tener necesidades, les cuesta dar ese paso".

"De lo que no cabe duda", concluye Antonio Peña, "es que ni nosotros ni la ciudadanía debemos relajarnos para combatir una realidad que, desgraciadamente, nos sitúa en un marco de necesidades impensable meses atrás".

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