Así sí. La entrega de los Antifaces de Oro tuvo ayer el realce que merece. Se celebró como preludio del Concurso y no escondido entre uno de los intermedios de la Gran Final, con todo el patio de butacas más pendiente de reponer fuerzas que de aplaudir a los depositarios de la máxima distinción que ofrece el Carnaval de Cádiz. Ayer esto cambió a mejor. La alcaldesa presidió una ceremonia que contó con la asistencia de los presidentes de las diferentes asociaciones que integran el Patronato del Carnaval. El primero en recoger la insignia fue Kiko Zamora, que acudió acompañado por su esposa Lupe y que exhibió una sonrisa inmensa en su rostro, no es para menos teniendo en cuenta que Kiko es uno de los grandes de la fiesta, alguien que entiende como nadie la pureza de un tango que cuando suena con compases que han salido de sus manos embelesan. Posteriormente también fueron acercándose hasta el frontal del escenario del Falla para recoger el ansiado Antifaz de Oro, Manolo Carrión, más conocido como El Cabra, José Luis Mejías, Andrés Gatica y Antonio Carlos Moreno. Todos ellos han contraído méritos más que suficientes para poder lucir desde hoy la joya en su solapa. Todos ellos no solo han cumplido los 25 años de Carnaval necesarios sino que han sido integrantes o autores de agrupaciones míticas. Quizá por ello, al posar los cinco unidos, abrazados ante el público, éste les rindió una cerrada ovación que a punto estuvo por hacer que se arrancaran con alguna coplilla, seguro que ganas no les faltaron.

Junto a ellos se encontraba el presentador del acto, Eduardo Bablé, que fue leyendo las notas escritas en su Ipad, y es que ni el Carnaval puede librarse de las nuevas tecnologías.

Fue un acto sencillo pero cargado de simbolismo. En el escenario, Joaquín Quiñones disfrutó orgulloso al comprobar que al fin la Asamblea Honoraria de Antifaces de Oro había logrado darle a esta ceremonia la seriedad que merece.