Chirigota

Los rebujitos

Localidad: Chiclana

Letra: Álvaro García Gómez

Música: Francisco Javier Pereira Natera

Dirección: Juan José Panés Montoya

el tipo. Cocteleros.

Las coplas. Más cócteles para que la fiesta suba de temperatura. Invitan a una nueva ronda para que cojamos una borrachera de Carnaval, pero tenemos que tener cuidado de no bebernos las cenizas de su suegra, el golpe de humor negro que más funciona de todo el repertorio. Al igual que el popurrí, que mantiene en pie la actuación de este grupo chiclanero entre la organización de las botellas, los malabares para crear una nueva bebida o los problemas para partir un coco. Como chirigota que año tras año ha rozado el corte, se reivindican en su primer pasodoble, en el que hacen de psicólogos improvisados detrás de la barra para dar consejos a un cliente que llega harto de los sinsabores que da el Carnaval. Una ilusión que se desmorona cada año cuando se escucha "en la ciudad de Cádiz". Una maldición a pesar de que trabajan como el que más. Por eso, relatan sobre su experiencia  de estar en la cuerda floja y caerse que  el día menos pensado, el Falla les devuelve "todo lo que te ha quitado", como les ha pasado este año. En el segundo pasodoble, utilizan la ironía para mostrar lo detallistas que son que siempre ponen mensajes en Facebook para felicitar los días del padre y de la madre, mandan un whatsapp al móvil de sus novias cada 14 de febrero o cuelgan las notas de sus hijos para darle la enhorabuena. Sin embargo, no son capaces de decir todo eso a la cara. De trámite en el apartado de lo sentimental. Los cuplés no llegan al listón de los cuartos al recurrir al negro del rabo del Whatsapp, que se ha cargado a la mujer de uno y ni se ha enterado, y al chiste del trabajador de un barco que dice que la avería viene de la calle. La bebida tiene poca fuerza. 

 

EN PRELIMINARES

las coplas. El año de las coincidencias.  Esta vez, de nuevo se suben unos camareros a las tablas del Falla, aunque sin acento cubano. Con los dientes de Los rebujitos, son más efectistas en la presentación y en el popurrí, las partes más logradas del repertorio, mientras que el resto cae un poco. Los showmans del bar, capaces  de poner un mojito, pero la cerveza la ponen con espuma. Entre cubatas para famosos -más flojillos-, levantan la presentación con el humor negro al traer en una coctelera las cenizas de su suegra -¡bien!-. En el primer pasodoble defienden la fama de graciosos de los gaditanos frente al tópico de flojos. Pero una fama que piden poner en valor para que siempre haya un gaditano creativo en empresas como negociador, guionista o publicitario. Una rentabilidad que se está perdiendo "en Carnaval y en la barra de los bares". Bastante original. El segundo baja al traducir el himno de Francia y comparar el orgullo con el que los franceses lo cantaron el día de los atentados de París frente a la falta de unidad de España. "No tenemos ni una letra que nos una". No atinan con los chupitos de los cuplés, en los que preparan un candié pero el huevo -el de ellos- no les entra en la coctelera, y hablan de un niño delicado para comer al que "no le entra nada por el ojo". Menos mal que el popurrí les aúpa entre la preparación  de cócteles y las botellas de los partidos políticos. Otra ronda, camarero.  

    

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