PITO DE COÑA

En pleno polvorón

HABRÁ que reconocerlo: este Carnaval nos pilla en pleno polvorón. No ha dado tiempo para más y los disfraces salen del armario con restos de turrón y oliendo a pestiños. El tres por cuatro de las coplas se mezcla con el eco de los últimos villancicos y los autores, este año, piden premios como el que escribe una carta a los Reyes Magos.

Es lo que tiene este calendario lúdico-religioso que se mueve al vaivén de las lunas y que marca las fechas de las dos grandes celebraciones de Don Carnal y Doña Cuaresma. Algún movimiento hay por ahí para fijar de una vez por todas la Semana Santa, lo que permitiría a su vez marcar en febrero una fecha fija para los Carnavales. Sobre todo en Cádiz, donde tenemos esta extraña costumbre de arrancar la fiesta un mes antes de que sea la calle la que cobre su deseado y lógico protagonismo.

Pero mientras no llega esta medida, reconozcamos de nuevo que el polvorón de este año es generalizado. Ahí está el Patronato, liando él solito el tema de las radios para acabar reconociendo, de alguna u otra forma, que fue una salida de tiesto considerable.

Anda también con el polvorón, aunque eso parece que puede ir con el cargo, el concejal de Fiestas, que lo mismo creó al dios carnavalesco de la nada que crucificó a las ninfas para, al final, entender que no se puede entrar en ningún sitio tratando de arrasar con todo lo que hay, sino que es mejor tomarse su tiempo y, desde la experiencia, proponer cambios y orientaciones. El polvorón continuó incluso en la última Cabalgata de Reyes, tan mala e indigna de una capital como las que le precedieron en los años anteriores.

Y cuidado con el polvorón en el concurso, que ni el Real Madrid se libró de él cuando incurrió en alineación indebida en Carranza. Y eso que llegaba de sobrado.

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